Dicen que en el fútbol la memoria no existe. Que se vive en el presente y que da igual lo que hayas hecho en el pasado si luego caes. O si luego te levantas y vuelas, pues pocos recuerdan ya aquel partido entre Real sociedad y Barcelona en Anoeta, que terminó con 1-0 a favor de los donostiarras y que supuso la 'crisis'. Que supuso que todo en el seno azulgrana se viera en sombra y que apenas hubiera luz con la que mirar hacia adelante.
Cinco meses han pasado. Sólo cinco meses. Menos de medio año, desde que se hablase de la relación entre Luis Enrique y Messi, o entre Luis Enrique y todo el vestuario. Desde que todas las críticas estuvieran dirigidas hacia la Ciudad Condal. El nuevo Barça no daba con la tecla, y el sistema de rotaciones del entrenador asturiano era el principal punto de discordancia entre jugadores, público y directiva.
Y además el Real Madrid estaba 'on fire'. Los madridistas no paraban de ganar y ganar, y además se estaban mostrando totalmente insuperables. Jugando bien, con una capacidad goleadora que hacía complicado pensar que se pudiera parar a los pupilos de Ancelotti. Dos caminos diferentes parecían tener Barça y Real Madrid, con rotaciones por el lado azulgrana y con un once tipo en los merengues. Sí, dos caminos diferentes eran y han sido, pero por algo que a finales de 2014 habría sido complicado de creer viendo a ambos.
Giro de 180º para el Barça
Porque quien ha terminado por encima, muy por encima, ha sido el Barcelona. Todo ha dado la vuelta. Lo que era malo se convirtió en positivo. La crisis interna se manejó de la mejor forma posible y Luis Enrique ha dejado de ser un punto de discordancia para ser el favorito de cara a ocupar el banquillo la próxima temporada. Sí, las rotaciones, las tan criticadas rotaciones, sirvieron y sirven para que los azulgranas estén como un tiro cuando se están jugando los títulos. Mientras, las lesiones musculares han hecho polvo al Real Madrid.
Tanto que lo que en enero era blanco ahora es azulgrana. Lo que parecía ir camino al Bernabéu ha ido camino del Camp Nou. Liga BBVA y Copa del Rey ya están en poder del Barcelona, y la Champions está ahí, como un posible a un partido. Noventa minutos, en Berlín y ante la Juventus de Turín, es el tiempo que separa a este Barça de Luis Enrique de poder levantar un triplete histórico sólo logrado en el primer año de Pep Guardiola.
Todo porque Luis Enrique ha entendido a la perfección que lo que antes valía ya no es tan válido. Sin renunciar al toque, ha hecho del Barça un equipo más vertical, rápido y ofensivo, con veloces contragolpes gracias a Neymar y a Messi, y con un '9' de referencia como es Luis Suárez. Siguen con la posesión, pero saben que la pelota tiene que entrar en la red para que tantos pases sirvan de algo.
El Messi de 2012
Claro que nada de esto serviría sin Lionel Messi. Todo el cambio que ha pegado el Barça se puede resumir en la figura del argentino. Apático, triste e incluso algo más 'fuerte' de lo normal estaba en 2014. Pero ya no. No parece el mismo de hace un año ni el mismo que era hace seis meses, cuando andaba por el césped tanto para atacar como para defender. Eso sí, por el bien de su equipo, se parece y mucho a aquel que maravilló a todos en 2012.
Es perfectamente visible en el gol, en el golazo, que sirvió para abrir el marcador en la Copa del Rey ante el Athletic. Cogió el balón en la banda derecha, rodeado de contrarios, se fue de todos con caño incluido mientras avanzaba con el cuero pegado a la bota y perfilándose hacia su pierna izquierda. Dos recortes más, zurdazo seco y 0-1 en el luminoso. El 10 tiene todo de cara para hacerse con su quinto Balón de Oro.
Triplete a la vista
Como quinta sería también la Champions que acabaría en poder del Barça si consiguen derrotar a la Juventus en Berlín. El mejor Messi de los últimos tiempos está de nuevo vistiendo la azulgrana, y con él bien puede ser todo más sencillo para recuperar el cetro del fútbol europeo. El triplete está ahí, a 90 minutos... quién lo habría pensado cuando en enero la 'crisis' se instaló en el seno del Barcelona tras caer en Anoeta.