Salió el anfitrión monopolizando los acercamientos iniciales y pudo adelantarse con un centro de Embarba que tomó rumbo a la portería y obligó a la intervención de Edgar Badía para desviarlo a córner. Mientras, el Reus aguantaba pertrechado en su mitad de campo con orden y seriedad.
Todo ese planteamiento se vino abajo al filo de la media hora cuando Lekic, en el centro del campo, envió un pase hacia atrás en dirección a Olmo. Lo interceptó Raúl de Tomás y con todo el tiempo del mundo se acomodó el balón para definir con acierto.
El gol valía oro por las dificultades para desmontar al rival, pero la ventaja del Rayo, tal como vino se fue. Lo que Lekic y Olmo estropearon, Lekic y Olmo lo arreglaron tras una acción en la que remató el primero obligando a intervenir a Alberto. Despejó como pudo el meta y el capitán del conjunto catalán solo tuvo que empujar el balón a la red debajo del larguero.
Le tocó remar de nuevo al Rayo Vallecano, pero, afortunadamente para el equipo madrileño, cuentan con un timonel a quien le sale todo. Si en el primer gol marcó por pillería, en su segundo de la tarde Raúl de Tomás lo hizo gracias a su clase.
Fue él quien forzó una falta al borde del área y también quien la ejecutó, colocándola con maestría junto a un palo lejos del alcance del portero. Acto seguido llegó el descanso.
De vuelta al verde las circunstancias hicieron creer a los visitantes que tenían opciones de igualar de nuevo la contienda, ya que el Rayo dominaba sin intimidar. Y no necesitaron demasiado para hacerlo. Con el choque en fase de letargo, Jorge Mirámón trazó un impecable golpeo desde el borde del área que silenció a la grada (2-2).
Acusaron el impacto los rayistas, cuya confianza seguía un camino inverso a la del contrario. Más sueltos y entonados, los de López Garai se envalentonaron. Juan Domínguez, a la salida de un córner, remató por encima del larguero. Y más tarde quien pudo marcar fue Lekic. Fallaron y eso tuvo crueles consecuencias para el equipo catalán.
Tras un gol anulado por fuera de juego a Álex Moreno, emergió de nuevo la figura de Raúl de Tomás. El delantero cazó un balón muerto y firmó su tercer triplete en los últimos ocho partidos. Satisfacción para él y para una afición del Rayo que acabó coreando el 'sí se puede'.