La inesperada y sorprendente derrota ante el Sheriff Tiraspol ha puesto en entredicho, cuestión y evidencia el buen arranque de temporada del Real Madrid. El 1-2 contra el modestísimo equipo moldavo, unido al 0-0 frente al Villareal 3 días antes, vuelven a alimentar viejos fantasmas en la Casa Blanca.
El Sheriff silencia el Rock and Gol de Ancelotti
Los 7 primeros partidos con una media goleadora por encima de 3 tantos, y los 2 últimos con únicamente 1 gol, y de penalti. El “Rock and Gol” del Real Madrid de Ancelotti 2.0 parece haber pasado a mejor vida. La Champions League penaliza como ninguna otra los errores, por mucho que te enfrentes al Campeón de Liga de Moldavia, por ranking la número 33 en el Viejo Continente. Y anoche los blancos no dominaron ninguna de las dos áreas. Remataron 31 veces sobre la portería del Sheriff, 13 de ellas a puerta. Y ahí emergió la figura de un desconocido portero griego, Giorgos Athanasiadis, que con su docena de paradas en el mismísimo Santiago Bernabéu entró en el Olimpo de la Copa de Europa. Las paró de todas formas, posturas y colores, una incluso con la cara en un disparo a bocajarro de Modric. El croata volvió a no ser titular, porque su estado de forma, como el de Casemiro o Hazard, por ejemplo, dista muchísimo de su mejor nivel. Volvió Kroos después de 3 meses sin jugar, pero al alemán se le notó falto de todo, lógico y normal tras superar su pubalgia.
Añorando a Carvajal y esperando a Hazard
En las victorias como en las derrotas ha estado la mano de Ancelotti. El entrenador italiano no quiso ningún tipo de confianza con el 11 titular, y apenas hizo rotaciones. Salió con casi todo, insistiendo con Nacho en un lateral, esta vez en el derecho, y con Hazard por detrás de Benzema. El belga sigue siendo una sombra del que fue en el Chelsea, y ayer cumplió 50 partidos de blanco.
Un griego, un uzbeko y un luxemburgués
Capítulo aparte merecen los cambios de Carletto. Los 4 que hizo fueron a la vez, en el minuto 66, e hizo que el equipo se desordenara por completo sobre todo defensivamente. Puso a Valverde de nuevo en el lateral diestro y a Camavinga en el lateral zurdo, sí como si fuera Marcelo, en una decisión cuando menos sorprendente. Un minuto antes de los cambios había empatado Benzema de penalti gracias al empuje de Vinicius Jr., pero en un saque de banda mal defendido el luxemburgués Sebastian Thill en el minuto 90 marcó el golazo de su vida. Los pequeños detalles dijo Ancelotti. Pequeños. Y también grandes detalles digo yo. En definitiva, que un desconocido equipo moldavo llamado Sheriff asaltó el Santiago Bernabéu gracias a la milagrosa actuación de un portero griego y con goles de un uzbeko y un luxemburgués. Ver para creer.