El conjunto castellonense, con una alineación inicial extraña, regaló la primera parte, en la que recibió tres goles, y en la segunda, cuando mejoró tras los cambios, recibió un nuevo tanto y perdió a Alberto Moreno, expulsado, y a Francis Coquelin, conmocionado.
El conjunto francés, mucho más físico e intenso, comenzó a ganar confianza con el balón gracias a la movilidad de Harit y Ndiaye en la mediapunta y la profundidad de sus laterales, El Villarreal, sin control del partido, comenzó a desangrarse por los costados. Un centro de Clauss fue rematado a placer, casi bajo palos, por Veretout para anotar el primer gol del conjunto marsellés rozando el ecuador del primer acto.
El gol aturdió al equipo de Marcelino, que apenas cinco minutos después volvió a caer a la lona en una nueva acción ofensiva que tuvo su origen en la banda. Un centro de Harit se envenenó tras un rebote y Mosquera, en su intento por despejar, acabó rematando a su propia portería.
El Olympique de Marsella olió la debilidad de su rival y acabó por encontrar el tercer gol, ya al filo del descanso, tras un penalti de Mosquera que Aubameyang se encargó de transformar.
Marcelino reactivó a su equipo con un triple cambio tras el descanso al dar entrada a Alberto Moreno, Parejo y Sorloth. El Villarreal, con una disposición de las piezas más racional, fue otra cosa en los primeros minutos, en los que buscó un gol para agarrarse a la eliminatoria en un par de aproximaciones peligrosas.
La energía apenas le duró diez minutos, porque el Olympique, que ya había amenazado antes con un disparo de Ndiaye, firmó el cuarto tras un contragolpe culminado por Aubameyang con una vaselina espectacular. El Villarreal cayó definitivamente en picado tras la expulsión de Alberto Moreno, quien en apenas 21 minutos fue sancionado con dos amarillas, y dejó a su equipo en inferioridad.
El Villarreal, con todo en contra, ya no tuvo otra ambición que evitar una goleada aún más escandalosa y fue dejando pasar los minutos hasta dar por bueno un resultado que le obliga a una proeza en La Cerámica, en el partido de vuelta, para seguir vivo en Europa.