HANKUK, el nuevo templo del taekwondo español

Adriana Cerezo, el icono de la fábrica de campeones de Jesús Ramal

Retrocedemos en el tiempo para situarnos a las 21:30 del pasado 24 de julio en el Pabellón de Chiba. Allí, una joven de 17 años, natural de Alcalá de Henares, Adriana Cerezo Iglesias, conquistaba la primera medalla para España en los Juegos Olímpicos Tokyo´2020, pero también se apoderaba del corazón de todos los españoles.

Rafa Fernández

Madrid | 20.01.2022 19:41

Adriana Cerezo, el icono de la fábrica de campeones de Jesús Ramal

El éxito de Adriana era el triunfo del trabajo bien hecho, de la constancia, del esfuerzo, de la humildad, de todos los valores que se olfatean cuando entras a Hankuk, una fábrica de campeones que dirige desde principios de siglo Jesús Ramal y que ha conseguido moldear a una generación Z que empieza a revolucionar el taekwondo español.

El Maestro Ramal (53) decidió en el año 2000 dar el paso de hacerse con las riendas de Hankuk, el gimnasio en el que se forjó en el mundo del taekwondo desde principios de los 80. A partir de ahí fue creando un método propio que ha ido moldeando junto a su actual pareja y presidenta del club, la olímpica finlandesa, Suvi Mikkonen,

Tras cuatro lustros de continuo esfuerzo, Hankuk se ha convertido para muchos en un templo del taekwondo internacional. Son cada vez más los taekwondistas que se plantean acudir al ´Método Ramal´, mientras el sistema estatal pretende "obligar" a los deportistas de élite a ingresar en los Centros de Alto Rendimiento (CAR) y abandonar a su familia deportiva si quieren tener más opciones de representar a España. De hecho, Adriana Cerezo, nuestra única medallista en taekwondo en Tokyo, también fue la única que acudió a los Juegos sin estar dentro de un CAR, ganando su plaza en el Preolímpico.

Adriana se ha convertido en el icono de una cantera de taekwondistas, que se están moldeando con la mano firme de un trabajador incansable como el Maestro Ramal, que ha hecho del taekwondo una forma de vida. "Aquí nadie se quiere perder un entrenamiento", se escucha en las entrañas de Hankuk, un gimnasio que marca la diferencia hasta en Navidad, donde deportistas de varios lugares del planeta aterrizaron en Madrid para comer las uvas en este nuevo templo del taekwondo.