Consciente de que la clave para derrotar al conjunto polaco pasaba por impedir las penetraciones del central Michal Olejniczak y, sobre todo, por no conceder ni medio metro al "cañonero" Szymon Sicko, el equipo español apostó de partida por una agresiva defensa 5-1. Una fórmula que si bien permitió a España recuperar el balón, no acabó de de dar resultado, como demostraron los seis tantos, cuatro de Sicko y dos de Olejniczak, que contabilizaban las dos estrellas polacas alcanzados los trece minutos de juego.
Si primero fueron los jugadores de segunda línea, como el pivote Adrià Figueras o el extremo Ángel Fernández, que anotaron los cuatro primeros tantos del equipo español, los encargados de culminar el juego ofensivo, posteriormente fueron los hermanos Dujshebaev los encargados de asumir la responsabilidad goleadora.
Una sensacional actuación que si bien permitió a España mantenerse en todo momento por delante en el marcador, con rentas no superiores a los dos tantos (10-8) no permitió a los "Hispanos" romper el partido. Algo que no comenzó a suceder hasta que el equipo español dio el paso a la defensa 6-0, con la presencia de Gedeón Guardiola e Iñaki Peciña en el eje de la zaga, que no tardó en convertirse en un quebradero de cabeza para los atacantes polacos.
Tal y como confirmó el parcial de 5-1 que el conjunto español logró en los siguiente seis minutos y que permitió a los "Hispanos" abrir una brecha de cuatro tantos (15-11) en el marcador. Una renta que se fue tan rápido como vino por la irrupción en el partido del central Piotr Jedraszczyk, que dotó al ataque polaco de la claridad de ideas que le había faltado bajo la dirección de Olejniczak, lo que permitió a los locales aferrarse de nuevo al partido al llegar el descanso (16-15).
Ajustado marcador que España volvió a comenzar a desnivelar de nuevo a su favor gracias a las paradas de Gonzalo Pérez de Vargas, que en doce minutos de la segunda mitad ya contabilizaba las mismas paradas, cuatro, que había realizado Rodrigo Corrales en todo el primer tiempo. Intervenciones que fueron consolidando el sistema defensivo español, que poco a poco fue maniatando a los jugadores polacos, lo que permitió a los de Jordi Ribera alcanzar una máxima diferencia de cinco goles (23-18) en el marcador.
Un resultado que obligó al preparador polaco a recuperar a Jedraszczyk, que pese a s buen hacer en el tramo final de la segunda mitad, arrancó el segundo tiempo en el banquillo. Cambio que permitió al igual que ocurrió en el primer período permitió a Polonia meterse de nuevo de lleno en el encuentro, tras situarse a tan sólo dos tantos (24-22) a menos de seis minutos para la conclusión.
Un tiempo en el que los "Hispanos" mostraron madera de campeón, con dos formidables defensas, que posibilitaron un nuevo despegue, esta vez ya definitivo, en el marcador (26-22), al que Polonia ya no pudo responder como reflejó el 27-23 final que pone a España en el camino hacia los cuartos.