La ausencia de jugadores como Raúl Entrerríos, Julen Aginagalde, Viran Morros o Dani Sarmiento que han sido santo y seña de la selección durante la última década, así como la baja por lesión de Alex Dujshebaev han abierto un período de incertidumbre sobre el rendimiento del equipo.
Una incógnita que los de Jordi Ribera no lograron resolver en los partidos de preparación disputados ante Irán y Polonia, un choque en el que sólo una milagrosa parada de Rodrigo Corrales en el último segundo evitó el empate, pese a los cinco goles de ventaja con los que España encaró los últimos siete minutos de juego.
Altibajos propios de un equipo que se encuentra en pleno proceso de construcción tras la inclusión de hasta cinco nuevos jugadores, que debutarán en este Europeo en una gran competición internacional. Ahí reside precisamente la mayor duda del conjunto español, en saber si tendrá tiempo de ajustar todas las nuevas piezas durante la disputa de un torneo que penaliza como pocos cualquier mínimo error.
En este sentido, los "Hispanos" no podrían tener un mejor rival para empezar que la República Checa, un equipo de la clase media continental, pero capaz de poner en aprietos a cualquier rival como ya demostró hace cuatro años en el Europeo de Croacia, en el que los checos fueron sextos, tras derrotar entre otros a Dinamarca.
Especialmente atento deberá estar el equipo español al zurdo Kasparek, que tras pasar sin pena ni gloria por las filas del Pick Szeged húngaro que dirige el español Juan Carlos Pastor, parece haber recuperado con su llegada al Meshkov Brest bielorruso la eficacia que le convirtió en unos de los jóvenes más prometedores del panorama continental.
Un exigente reto para un equipo español que no sólo necesita vencer para no complicarse el acceso a la segunda fase del torneo, sino que quiere convencer con un triunfo que demuestre que los nuevos "Hispanos" siguen aspirando a todo pese al relevo generacional.