Lilesa aprovechó su momento de gloria en la línea de meta para dar a conocer la situación de su pueblo natal: los oromo. Alzó los brazos y formó una cruz con ellos, un gesto asociado a las protestas contra el Gobierno etíope.
"La situación del pueblo oromo en Etiopía es muy peligrosa", explicó a la prensa. "En nueve meses más de 1.000 personas han muerto en las protestas" para impedir que el Gobierno les prive de sus tierras en torno a la capital, denunció.
Lilesa, de 26 años, teme por su vida, por lo que ha decidido permanecer en Brasil hasta aclarar su situación legal. "Me matarán. No tengo otro visado, así que me quedaré aquí y, si consigo otro visado, iré a Estados Unidos", ha anunciado, según informa 'The Guardian'.
Una iniciativa en las redes sociales para ayudar a Lilesa a emprender una nueva vida fuera de Etiopía ha recaudado 40.000 dólares en apenas unas horas.
Aunque está prohibido hacer manifestaciones políticas durante los Juegos Olímpicos, no parece que vaya a ser sancionado.
Etiopía, uno de los países más pobres del mundo, busca su desarrollo en una industrialización que afectará a las tierras de los oromo que rodean Addis Abeba. Los planes del Gobierno han desatado las peores protestas en una década.
Naciones Unidas ha pedido a las autoridades etíopes que permitan la entrada de observadores internacionales para velar por los derechos del pueblo oromo, que representa el 25 por ciento de los 90 millones de habitantes con los que cuenta el país africano.
El ministro de Comunicaciones de Etiopía, Getachew Reda, ha asegurado que Lilesa --"un héroe nacional"-- "no tiene nada de lo que preocuparse". "Es un poco excesivo pensar que tú y tus seres queridos estáis en peligro porque hagas un gesto. Puedo asegurar que no les va a pasar nada, ni a él ni a su familia", ha dicho Reda en declaraciones a CNN.