Una clasificación para la que Mireia tuvo que salvar una infinidad de obstáculos, empezando por el cansancio acumulado, tras apenas haber podido dormir seis horas, como consecuencia de las múltiples obligaciones que tuvo que realizar tras colgarse anoche el oro en los 200 mariposa. "Esta noche me he intentado dormir lo más pronto que he podido, aunque hasta las cuatro no pude pegar ojo y esta mañana a las diez estaba en pie", señalaba Belmonte.
Pero la fuerza del oro y el trabajo de la fisioterapeuta Mónica Solana, como recalcó la propia Mireia, le permitieron recuperar la energía y afrontar con garantías las series de una prueba, en la que ya se colgó la medalla de plata hace cuatro años en Londres. "La verdad es que sorprendentemente me he encontrado muy bien esta mañana. Me he levantado cansadita, pero no mucho, también gracias a Mónica que me recuperó muy bien ayer".
Aunque el principal problema para Mireia no era la fatiga, sino su ubicación en las preliminares, tras quedar encuadrada en la segunda de las cuatro series, una carrera sin apenas rivales de nivel a nadar en solitario toda la prueba. "Era una serie difícil porque he tenido que hacerlo yo todo, pero no me quejo", afirmó Belmonte que se vio obligada a realizar una auténtica contrarreloj. Un esfuerzo físico y, sobre todo, mental del que Mireia Belmonte salió victoriosa, tras arrebatarle a la neozelandesa Lauren Boyle por tan sólo 29 centésimas el último puesto en la final.
Final en la que Belmonte, como el resto de competidoras, tendrá que conformarse con pelear por la medalla de plata, ya que el oro parece asegurado para la estadounidense Katie Ledecky, que ha vuelto a demostrar su superioridad en la prueba, tras fijar un nuevo récord olímpico -8:12.86- en las preliminares.
Menos fortuna tuvo la también española María Vilas que cayó eliminada en las preliminares, tras concluir la ronda clasificadora en la decimonovena posición con un tiempo de 8:36.43.