Una medalla cargada de sufrimiento, agónica, como ella misma calificó los últimos cien metros de la prueba, pero a la vez un metal cargado de ambición, una demostración del espíritu competitivo de una Mireia Belmonte que arañó una medalla que parecía perdida a falta de un hectómetro.
Y es que Belmonte afrontó la última posta fuera del podio y con una inquietante desventaja de 1.24 segundos con relación a la británica Hannah Miley, la nadadora que ocupaba en ese momento la tercera posición de la carrera.
Una desventaja que Mireia a fuerza de voluntad y tesón fue reduciendo brazada a brazada hasta dejarla en 84 centésimas a falta de cincuenta metros, en los que la española protagonizó una espectacular remontada.
Infatigable, metro a metro la nadadora se fue acercando a una cada vez más cansada Hannah Miley, incapaz de contener el ataque de la española, que logró finalmente adelantarla y colgarse el bronce por tan sólo 15 centésima de diferencia.
"Los últimos cien metros ha sido agónicos, pero lo he dado todo", señaló Belmonte que finalmente se colgó el bronce con un tiempo de 4:32.39Más de seis segundos más que el crono firmado por la húngara Katinka Hosszu, que por fin logró estrenar su palmarés olímpico, tras colgarse el oro con una espectacular marca de 4:26.36, nuevo récord mundial.
Completó el podio la estadounidense Maya DiRado, que se alzó con la medalla de plata con un registro de 4:31.15 minutos, que aventajó en 1.24 segundos menos que la española
Esta presea permite a Mireia contabilizar ya un total de tres medallas olímpicas, tras las dos platas que logró hace cuatro años en Londres en los 200 mariposa y en los 800 estilos.
Mireia tendrá ocasión de ampliar su cosecha en las cinco pruebas -400 libre, 200 estilos, 200 mariposa, 4x200 y 800 libre- que todavía debe disputar en los Juegos Olímpicos de Río.