La historia del balonmano español a nivel de selecciones está cimentada sobre tres nombres que figuran muy por encima del resto. Estos son Juan de Dios Román, Juan Carlos Pastor y Jordi Ribera.
Quitando al ‘Profesor’, Juan de Dios Román, principal artífice de los primeros grandes éxitos de nuestro balonmano, que lamentablemente nos dejó en 2020, los nombres de Juan Carlos Pastor y Jordi Ribera aparecen grabados con letras de Oro en los éxitos recientes de la selección.
Juan Carlos Pastor, el primer hombre de Oro en la historia de España
Pastor fue el responsable de inaugurar el casillero de Oro de los Hispanos, ganando el campeonato del mundo de balonmano celebrado en Túnez en el año 2005 ante Croacia. Rozó la gloría continental en el europeo de Suiza de 2006, en la que consiguió colgarse la Plata, y peleó por los metales en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, en los que la selección nacional consiguió el Bronce.
Actualmente, el técnico vallisoletano es el entrenador de Egipto. Con la selección de los faraones consiguió ganar el campeonato africano de balonmano. Además, ha sido capaz de mantener el nivel en una selección de perfil más bajo que desde hace varios años pelea por colarse en la mesa de las grandes selecciones europeas. De hecho, la selección africana llegó a las semifinales del último torneo olímpico y disputó contra España el partido por el Bronce en Tokio 2020. En un partido vibrante y disputado, los faraones sucumbieron ante los ibéricos y consiguieron un meritorio cuarto puesto.
Pastor aspira a mejorar los resultados de los egipcios en los últimos Juegos, consiguiendo tocar metal. Además, ha clasificado a Egipto como segunda de grupo en una exigente primera fase con Dinamarca, Francia, Hungría y Noruega.
[[H3:Jordi Rivera, el ‘Rey Midas’ de los Hispanos]]
Jordi Rivera llegó a la selección española en el año 2016, y desde su aterrizaje, los españoles han sido una máquina absoluta de ganar medallas. Dos Bronces en los últimos cuatro mundiales, dos Oros y una Plata en los últimos cuatro campeonatos de Europa (siendo además el primer entrenador que llevó a la selección española a la gloria continental, que consiguió saborear hasta en dos ediciones de forma consecutiva). Los únicos Juegos Olímpicos que los Hispanos han disputado con el preparador catalán a los mandos, acabaron con la medalla de Bronce. Precisamente en aquel partido por el Tercer puesto en Tokio 2020, se enfrentaron al que será su rival en el día de hoy.
Además, el preparador catalán aspira a romper otro de los techos de cristal que le quedan pendiente a la selección. Este es, nada más y nada menos, que alcanzar la final olímpica.
Un sueño factible sobre el papel
Para poder llegar a la final, los Hispanos de Jordi Ribera deberán superar en el cruce de cuartos a Egipto. En el hipotético caso de que sean capaces de eliminar a los faraones, pasarían a enfrentarse a Francia o Alemania en semifinales.
Los germanos fueron rivales de los españoles en el grupo de la primera fase, en la que además se llevaron el partido gracias a una gran actuación de su portero, David Spaeth.
Francia ha sido una de las bestias negras de la selección durante los últimos 15 años, pero la selección gala no ha podido deslumbrar como se esperaba en sus Juegos. Los actuales campeones olímpicos se han clasificado pidiendo la hora y llegan con muchas dudas a la siguiente fase, a pesar de atesorar una constelación lideradas por los hermanos Karabatic, Dika Mem y Ludovic Fábregas, entre otros.
Si el camino los llevase a romper el techo de cristal y a meterse en la final olímpica por primera vez en su historia, les esperaría, a priori, la todopoderosa Dinamarca de Mikkel Hansen en su último partido como jugador profesional. De producirse este encuentro, España se volvería a enfrentar a otra de sus bestias negras, quienes evitaron que los de Jordi Rivera accedieran a la final olímpica en Tokyo2020. Precisamente también, España jugó la mejor final de su historia ante los daneses en el Mundial de España en 2013, donde aplastaron a la selección nórdica por un contundente 35-19 en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
