Simone Biles es toda una campeona olímpica y sus cuatro oros y un bronce en Río 2016 lo corroboran. Pero los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se le han hecho un poco cuesta arriba.
La natural de Ohio no comenzó muy bien la competición. En su primera prueba de la final por equipos, salto, realizaba un yurchenko en plancha con doble pirueta y media del que aterrizaba un poco forzada. La valoración de los jueces fue de 13.766 puntos, frente a los 15.933 puntos que consiguió en Río.
Tras este mal ejercicio, la americana no participó en la segunda rotación, lo que llamó la atención de todos. Al parecer, el equipo informaba que se quedaba en reserva por una posible lesión en el tobillo, aunque los rumores entre los presentes y que confirmaba Estados Unidos, a través de la NBC, eran que se retiraba por "cuestiones psicológicas".
Según informaban los comentaristas de Eurosport, la joven promesa estadounidense no estaba "muy mentalizada" y tendría "dudas de su participación", al no haberle gustado su salto. Esta información durante la competición generaba la incertidumbre de si volvería participar en esta final, en la que solo podría competir ya en suelo. Pero finalmente, no se reincorporó.
A pesar de este inconveniente, el equipo estadounidense consiguió hacerse con la medalla de plata con una puntuación de 166.066, por detrás de Rusia que se colgaba el oro con 169.528 puntos.
Ahora la única preocupación es si esta situación podría repercutir en los frentes que tiene a la vista la medallista olímpica, las cinco finales individuales femeninas de gimnasia artística.