Perdió la movilidad en el lado izquierdo de su cuerpo como resultado de un derrame cerebral causado por una enfermedad autoinmune a los 28 años. Su cuerpo respondió así al tremendo estrés que soportaba en su trabajo. En ese mal momento, encontró algo que le daba mucha fuerza. La pasión por el Athletic Club.
Asegura que esa pasión le ha ayudado a recuperarse. “Estando en el hospital podía ver el estadio de San Mamés desde la ventana de mi habitación. Mi madre me sorprendió al regalarme la camiseta de Aritz Aduriz y fue lo primero que me puse después de ser dada de alta. Lo mejor que me ha pasado en la vida".
Una plata impensable hace unos años
Miriam no podía imaginar siquiera estar en unos Juegos Paralímpicos. Menos aún conquistar una medalla de plata como ha logrado en el lanzamiento de peso. "Hace tres años no nos creíamos ni siquiera que estaría caminando. Cuando empezaba a caminar tenía el sueño de estar aquí. Siempre he amado el deporte, mi padre también. Esto es un sueño, el luchar por algo grande. Creo que hoy he puesto más el corazón que otra cosa", confiesa.
Han sido muchos momentos duros hasta llegar aquí. Y ahora en lo más alto es cuando recuerda a toda la gente que le ha acompañado en su camino: "Me acuerdo de mi familia, de todos los momentos malos que hemos pasado. Ahora se ha revertido tanto la situación que se lo dedico totalmente a ello que siempre han estado allí. Y decirles que aunque nos cambie un poco la vida al final puede ser algo maravilloso. Aunque cambie todo, va a ir mucho mejor. Se lo dedico a mi familia, a mi gente, al cuerpo técnico de médicos que les debo estar aquí y que son la leche, que sin ellos no estaría aquí".
Y se emociona al mandar el mensaje a su padre: "Hace un par de años lo hablaba con mi padre, caminábamos por primera vez y decíamos que ojalá unas paralimpiadas. Es algo que se nos quedaba muy grande, y a día de hoy solamente me quedaría decirle que lo hemos conseguido".