El Real Madrid se clasifica para su tercera final de Champions consecutiva tras un sufrido empate ante el Bayern
El equipo blanco jugará en Kiev su tercera final consecutiva de la Champions League. Benzema marcó dos goles y Kimmich y James los del Bayern. Los blancos sufrieron de forma considerable en la segunda mitad.
El Real Madrid jugará por tercer año consecutivo la final de la Liga de Campeones después de empatar a dos goles en la vuelta de las semifinales con un Bayern de Múnich superior también en la vuelta de este martes en el Santiago Bernabéu, donde sometió a un asedio continuo al actual campeón, agarrado a su instinto de supervivencia y a la buena noche de Keylor Navas y Karim Benzema.
No se esperaba una vuelta fácil y así fue. Desde el pitido inicial y el, de nuevo, tempranero gol del equipo de Jupp Heynckes, hasta el último, que alivió a una grada volcada en todo momento a un equipo que superó otra mala noche europea para aspirar a la 'Decimotercera'. El conjunto muniqués, valiente, fue mejor en casi todos los aspectos y se levantó de todas las situaciones como la del 2-1, pero volvió a fallar en los metros finales.
Y el protagonismo fue para dos de los criticados. Benzema, autor de un doblete y que firmó un partido muy completo, y Keylor Navas, siempre acertado bajo palos para frenar el empuje del campeón de la Bundesliga junto a la mejor versión del capitán Sergio Ramos. No lo tuvo tanto un Cristiano Ronaldo, trabajador, pero poco acertado en momentos que podían haber evitado más sufrimiento y que se quedó por tercer partido seguido de 'Champions' sin marcar.
El partido comenzó trepidante. El Bayern no especuló ni un minuto y en nada encontró la vía para recuperar sus opciones y tiempo. El Real Madrid no repasó la lección del día de la Juventus y Kimmich puso el 0-1 antes del tercer minuto tras un erróneo despeje de Sergio Ramos. El mal, sin embargo, fue menor, porque los locales empataron antes de que el panorama empeorase porque su rival apretaba a máxima intensidad. Benzema se desmarcó de Alaba y cabeceó a la red para firmar una tregua con la afición y con el gol. El gol en contra no calmó a los de Jupp Heynckes. Intenso, atacando con mucha gente, sobre todo por el lado izquierdo, donde Ribéry y Alaba buscaban continuamente a Lucas Vázquez, elegido finalmente lateral. Keylor Navas y su zaga se las apañaban para frenar las continuas acometidas del equipo muniqués, incansable pese a que estaba a sólo un gol de igualar las cosas y con mucho tiempo por delante.
El actual campeón intentaba tener la pelota, pero la incesante presión no le dejaba maniobrar. Aún así, en la primera ocasión en la que se zafó de ella, Marcelo no acertó a elegir el mejor 'pase de la muerte' para voltear el marcador, y en el córner consiguiente, a Kroos le pasó lo mismo. Y es que una vez rota la presión, el Bayern, sin el ancla tampoco de un Javi Martínez fuera a última hora, sufría más.
EL REGALO DE ULREICH NO HUNDE AL BAYERN
Antes del descanso, la ocasión más clara fue para el pentacampeón de Europa, que se volvió a hacer con el control del choque. James Rodríguez, al mando de las operaciones ofensivas, no atinó a puerta vacía tras un balón perdida después de una buena parada de Keylor Navas a Lewandowski. Un disparo de un desaparecido Cristiano y un cabezazo de Sergio Ramos fueron las únicas réplicas madridistas, en exceso dependiente de Modric para armar su ataque, antes de un descanso marcado por una mano dentro del área de Marcelo.
Todo cambió inesperadamente al inicio de la segunda mitad. Sin que ninguno de los dos se hubiese asentado, la presión local asfixió la salida del Bayern y atenazó a su guardameta, que cometió un error fatal. Ulreich dudó entre coger la pelota y no hacerlo por temor a una cesión, dejando escapar una pelota que Benzema no perdonó para dar aire. Pero el equipo alemán no se rindió y se lanzó con todo a por el empate, momento en los que Cristiano perdió todo el acierto que había acumulado hasta hoy. Keylor Navas metió una gran mano a un disparo de Alaba y la zaga madridista repelió varios lanzamientos. Finalmente, en medio de un asedio visitante y con los de Zidane obligados a esperar un contragolpe, James Rodríguez igualó la semifinal para dejar ya a un solo gol a los suyos de pasar a la final y elevar ya la tensión a niveles máximos.
El actual campeón había perdido totalmente el control del partido. Sin pelota, se quedó a merced de un rival superior en lo físico y Zidane recurrió a Casemiro y a Bale para recuperar equilibrio y tener más velocidad en la salida al contragolpe. Heynckes respondió con un delantero más (Wagner) a cambio de un centrocampista para aprovechar unos momentos muy favorables y con Keylor Navas como gran protagonista con acciones de mérito. El asedio visitante no flojeó y Hummels tuvo la mejor para endosar un duro disgusto, pero ahí estaba el portero costarricense para abortar y ponerle el sello al billete al Olímpico de Kiev.