Todo ello después de que el presidente Donald Trump, que organizó una fiesta en su club privado de Mar-a-Lago en Florida para ver el encuentro, emitiese un comunicado horas antes del inicio en el que instaba a los estadounidenses a mostrar respeto por la bandera y el himno nacional.
"Debemos a nuestros héroes (de las Fuerzas Armadas) el mayor respeto por defender nuestra libertad y nuestro modo de vida estadounidense", dijo Trump.
Y agregó que "su sacrificio está cosido en cada estrella y cada barra de la bandera. Los llevamos en nuestros corazones y les agradecemos nuestra libertad a la vez que nos levantamos con orgullo para el Himno Nacional".
Durante el pasado año, Trump atacó con dureza a los jugadores que se habían arrodillado durante el himno previo al comienzo de los partidos como protesta ante la injusticia racial en Estados Unidos, y aseguró que deberían ser despedidos por no mostrar el respeto debido.
Las palabras del mandatario, que generaron un enorme revuelo mediático, fueron rechazadas por gran parte de los jugadores y propietarios de clubes de la NFL, la liga de fútbol americano, quienes se desmarcaron al recalcar su derecho a la libertad de expresión.
Rompe con una tradición de Bush y Obama
Además, Trump rompió con la tradición de otros presidentes de ofrecer una entrevista con motivo de la final de NFL, en la que habitualmente comentaban la actualidad en tono distendido y familiar.
Antes de que acabase el partido, y aún sin conocer el resultado final, el mandatario embarcó en el avión presidencial Air Force One junto a su familia, rumbo a la Casa Blanca en Washington.