Los norteamericanos querían en estas elecciones presidenciales un cambio y han rechazado masivamente los presagios de que la expulsión de 11 millones de inmigrantes que trabajan sin papeles en Estados Unidos y de una política económica basada en los aranceles a los amigos y enemigos de Washington provocarán extraordinario dolor, un aumento de la deuda nacional y una guerra comercial con China y Europa.
El apoyo que ha recibido Donald Trump ha sido masivo entre los jóvenes blancos, los trabajadores del automóvil de Detroit, los hombres negros e hispanos y los orgullosos y entregados miembros de su movimiento MAGA del Make America Great Again que se presentaron en masa para apoyarle. Sus ganancias entre los varones hispanos son espectaculares y demuestran que confían en sus soluciones para evitar la llegada de nuevos inmigrantes y mejorar la vida de los ciudadanos.
"Este es un movimiento como jamás se ha visto y hemos superado grandes obstáculos. Hay mucha gente que dice que Dios salvó mi vida por una razón… Y esa razón es la de salvar a nuestro país y restaurar la grandeza de América. Y ahora vamos a lograr esa misión juntos", manifestó pletórico en un discurso ante sus seguidores en West Palm Beach, Florida.
La propuesta de Kamala Harris de que los votantes pasaran página y que era hora de nuevos líderes para acabar con una década de odio, amenazas y división ha sido respondida en las urnas con una clara derrota. Con el 72% de los votantes que opinaban que el país marcha por la senda equivocada la vicepresidenta, que confiaba en las mujeres, las parejas con título universitario que viven en los suburbios, los afroamericanos, los hispanos y los nuevo votantes se preguntan que ha ocurrido y no encuentran respuesta.
"Es la economía, estúpido". El lema con el que Bill Clinton llegó a la Casa Blanca en 1992 ha llevado a Trump a la mansión presidencial de nuevo. Porque los estadounidenses están cansados de pagar 4,69 dólares por un galón de leche, y 5,99 dólares por una docena de huevos. Y están irritados porque los productos que deberán utilizar dentro de 22 días para la cena del Día de Acción de Gracias han subido este año casi un 23%.
Estados Unidos amanece hoy roja por los cuatro costados, desde California a Maine, porque Trump es además el candidato más votado y gana el voto popular con cinco millones de votos de diferencia en estos momentos. Un refrendo absoluto a su estilo de política de no ofrecer la otra mejilla, insultos a sus rivales, amenazas a aquellos que hablan mal de él y de híper machismo y nacionalismo orgulloso.
La encuestas han vuelto a equivocarse porque anticipaban unas elecciones muy ajustadas con diferencias mínimas en los estados bisagra y, sin embargo, la victoria de Trump ha superado todas las previsiones y márgenes. La 'red wave', la ola roja, ha supuesto una ganancia de 2,5 puntos en Pennsylvania, 1,1 en Wisconsin, 3,4 en Carolina del Norte y 2,2 en Georgia. Los estados que le han dado los 277 votos electorales que hoy tiene a la espera de que se termine de contar los votos en Michigan, Arizona y Nevada. Estados todos en los que va por delante y con unos márgenes que parecen imposible que Harris pueda remontar. Y cuando se cuenten todos los votos habrá ganado en los siete estados péndulos que han caído en su columna de victorias.
Las ganancias de Trump en Nueva York, California, Nueva Jersey y Minnesota, estados donde ganó Harris pero donde el nuevo presidente obtuvo muchos votos, demuestran que incluso en aquellos lugares donde viven las élites, los estadounidenses que han ido a la universidad, tienen dos coches de marcas alemanas o escandinavas, una vivienda de más de un millón de dólares y mandan a sus hijos e hijas a colegios de pago de más de 70.000 dólares, su oferta de arreglar lo que han roto Joe Biden y Harris ha funcionado.
La noche electoral no se convirtió, finalmente, en una mañana de hoy o en una semana a la espera del goteo de resultados. Desde muy temprano Virginia, donde Trump se puso por delante, aunque luego perdió el estado por 5,2% de votos de diferencia, demostró que en los suburbios había convencido a muchos funcionarios que trabajan en Washington con sus propuestas de reducir el precio de los productos de la bolsa de la compra y controlar la frontera.
El éxito de Trump es una de las victorias políticas más importantes en la historia de la nación. Y con un mandato extraordinario, con el control que tiene de toda la Avenida Pennsylvania, desde el Capitolio hasta la Casa Blanca y el Tribunal Supremo sus cuatro años pueden cambiar a Estados Unidos y al mundo profundamente. Para bien o para mal.