Las elecciones presidenciales en Estados Unidos son un proceso único, donde el desenlace no depende únicamente del voto popular nacional, sino del sistema del Colegio Electoral. En este contexto, los estados clave o "Swing States" juegan un papel determinante. Estos territorios, también conocidos como estados péndulo o bisagra, no tienen una inclinación política clara hacia el Partido Demócrata o Republicano, por lo que sus resultados suelen ser inciertos hasta el último momento.
En 2024, siete estados emergen como decisivos, ya que podrían definir al jefe o jefa de Estado del gigante norteamericano en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre: Pensilvania, Georgia, Arizona, Wisconsin, Michigan, Nevada y Carolina del Norte.
A lo largo de los años, los resultados en estos estados han sido el reflejo de las transformaciones políticas, sociales y económicas que han marcado a la nación. De los crecientes cambios demográficos en Arizona y Nevada, hasta el voto obrero en estados como Míchigan y Wisconsin, los electores en estas áreas han sido determinantes para decidir quién llega a la Casa Blanca.
Por ejemplo, en 2020, Joe Biden se impuso en seis de estos siete estados por márgenes mínimos, asegurando así su mandato como presidente de Estados Unidos durante cuatro años. Sin embargo, en 2016, fue Donald Trump quien ganó varios de ellos, lo que muestra la naturaleza cambiante e impredecible de estos territorios.
La historia ha demostrado que los estados clave han definido el resultado electoral del país en numerosas ocasiones, y lo seguirán haciendo en el futuro. Desde Pensilvania y Michigan, que representan el corazón industrial de Estados Unidos, hasta estados en crecimiento constante, como Arizona y Georgia, todos ellos mantienen las llaves del futuro político de Estados Unidos.
Tendencias históricas de Pensilvania
Pensilvania es uno de los estados clave o "Swing States" más determinantes en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, y su comportamiento fluctuante entre los Partidos Demócrata y Republicano lo convierte en un terreno político incierto y decisivo. De acuerdo con 270ToWin, el estado ha votado por el ganador de las elecciones en, aproximadamente, el 83% de los comicios presidenciales, lo que subraya su papel crucial en el panorama electoral de Estados Unidos.
Durante gran parte del siglo XX, Pensilvania fue un bastión republicano, especialmente en las décadas de 1970 y 1980. Entre 1940 y 1988, el estado votó principalmente por candidatos republicanos, con algunas excepciones notables. En 1948, el demócrata Harry S. Truman ganó el estado en una victoria sorpresa a nivel nacional. Otra excepción fue en 1960, cuando John F. Kennedy venció a Richard Nixon, aunque Pensilvania volvió a su inclinación republicana en los siguientes ciclos.
El dominio republicano continuó con Ronald Reagan, que ganó cómodamente en 1980 y 1984, así como George H. W. Bush en 1988. Sin embargo, la tendencia cambió en 1992 con Bill Clinton, que rompió con la hegemonía republicana al ganar en Pensilvania, repitiendo victoria en 1996. Desde entonces, los demócratas dominaron el estado hasta el giro inesperado en 2016, cuando Donald Trump ganó con un estrecho margen, siendo esta la primera victoria republicana en el estado desde 1988.
Sin embargo, en 2020, Pensilvania volvió a inclinarse hacia los demócratas, ya que fue un estado clave para la victoria de Joe Biden, que ganó con el 50% de los votos frente al 48.8% de Trump. Este estado, con 20 votos electorales, fue crucial para asegurar el triunfo del candidato demócrata.
En las elecciones de 2024 las encuestas recientes indican una rivalidad extremadamente reñida entre Kamala Harris y Donald Trump. Según promedios de The New York Times y FiveThirtyEight, Harris tiene una ligera ventaja con un 49% frente al 48% de Trump.
Resultado histórico en Georgia
Durante gran parte del siglo XX, Georgia fue un baluarte del Partido Demócrata, influenciado por las políticas del sur de Estados Unidos, donde destacó un notable dominio demócrata. Entre 1932 y 1964, Georgia apoyó a los presidentes demócratas Franklin D. Roosevelt, Harry S. Truman y John F. Kennedy. Sin embargo, en 1964, tras la aprobación de la Ley de Derechos Civiles, el estado cambió su lealtad hacia el Partido Republicano, votando por Barry Goldwater, lo que reflejó un giro conservador entre los votantes blancos del sur.
Desde entonces, Georgia respaldó a los candidatos republicanos casi de manera constante, con excepción de 1976, cuando el demócrata Jimmy Carter, oriundo de Georgia, ganó el estado. Sin embargo, a partir de la década de 1980, Georgia volvió a inclinarse hacia los republicanos, apoyando a Ronald Reagan en 1980 y 1984, y a George H. W. Bush en 1988.
En 1992, el demócrata Bill Clinton logró romper temporalmente la tendencia republicana al ganar el estado, aunque en 1996 Georgia volvió a votar por el Partido Republicano, apoyando a Bob Dole. Así, entre 2000 y 2012, los republicanos consolidaron su dominio en Georgia, con victorias de George W. Bush y Mitt Romney. Por ejemplo, Bush ganó con un margen amplio en 2004, recibiendo el 58% de los votos frente al 41% del demócrata John Kerry.
El cambio significativo ocurrió en 2020, cuando Joe Biden ganó Georgia con un estrecho margen del 49.5% frente al 49.3% de Donald Trump, marcando la primera victoria de un demócrata en el estado desde Bill Clinton en 1992. Este cambio fue impulsado por el crecimiento de la población urbana y suburbana en el área de Atlanta y una fuerte movilización de votantes afroamericanos y jóvenes.
Actualmente, según los sondeos de The New York Times, Redfield & Wilton Strategies, y Emerson College, Donald Trump tiene una ligera ventaja sobre Kamala Harris, liderando con un 49% frente al 47% de Harris.
Elecciones presidenciales en Arizona
Desde su ingreso a la Unión en 1912, Arizona se decidió principalmente por el partido republicano, apoyando a candidatos como Richard Nixon, Ronald Reagan, y George H.W. Bush. Una excepción notable fue en 1964, cuando votó por el demócrata Lyndon B. Johnson. No obstante, durante gran parte del siglo XX, el Partido Republicano dominó el estado.
Sin embargo, a pesar de que Arizona mantuvo su tendencia republicana, los márgenes de victoria comenzaron a reducirse, reflejando cambios demográficos en el estado. George W. Bush y John McCain ganaron en 2000, 2004 y 2008, respectivamente. Sin embargo, en 2016, Donald Trump ganó con solo un 48.7%, una diferencia más ajustada que en elecciones previas.
Finalmente, en 2020, Joe Biden ganó Arizona, siendo el primer demócrata en ganar el estado desde Bill Clinton en 1996. Su victoria, con un margen muy estrecho de alrededor de 11.000 votos, se atribuyó al crecimiento de áreas urbanas y suburbanas, así como al voto latino.
Cabe destacar que el crecimiento urbano en ciudades como Phoenix y Tucson ha sido un factor clave que ha transformado el panorama electoral en Arizona. Además, el incremento de la población latina y otros cambios demográficos han favorecido significativamente al Partido Demócrata, ya que este grupo tiende a inclinarse hacia candidatos progresistas.
Otro aspecto fundamental ha sido el cambio de preferencias en los suburbios, donde el electorado ha mostrado una tendencia creciente a apoyar a los demócratas, lo que ha contribuido a que Arizona se convierta en un estado pendular en los últimos años.
De cara a las elecciones presidenciales del 5 de noviembre de 2024, las encuestas muestran una contienda muy ajustada entre Kamala Harris y Donald Trump. Según los promedios recopilados hasta la fecha, Trump tiene una ligera ventaja con el 48% de las intenciones de voto frente al 47% de Harris, según datos de The New York Times y FiveThirtyEight.
Resultado histórico en Wisconsin
A lo largo del siglo XX y hasta 1984, Wisconsin fue mayoritariamente republicano, apostando por candidatos como Dwight D. Eisenhower, Richard Nixon y Ronald Reagan. Sin embargo, en 1988, con la victoria del demócrata Michael Dukakis en el estado, Wisconsin empezó a mostrar una inclinación hacia el Partido Demócrata.
Entre 1988 y 2012, Wisconsin se convirtió en un estado favorable para los demócratas. Durante este período, candidatos como Bill Clinton, Al Gore y Barack Obama ganaron con márgenes relativamente cómodos. En particular, Obama obtuvo grandes victorias en 2008 y 2012, cimentando la percepción de Wisconsin como parte del llamado "Muro Azul", un bloque de estados que tradicionalmente apoyaban a los demócratas en elecciones presidenciales.
Sin embargo, este patrón cambió de forma notable en 2016. Donald Trump rompió la racha demócrata al ganar en Wisconsin por un margen estrecho de menos de un punto porcentual, superando a Hillary Clinton con el 47.2% de los votos frente al 46.5%. Se trata de la primera vez que un republicano ganaba en el estado desde 1984.
Finalmente, en 2020, Joe Biden logró recuperar Wisconsin para los demócratas, ganando con el 49.4% de los votos frente al 48.8% de Trump, en una contienda extremadamente cerrada. Al igual que en otras partes del Medio Oeste, la movilización de votantes urbanos y suburbanos, junto con un declive en el apoyo a Trump en áreas rurales, fue clave para la victoria de Biden.
Según una encuesta reciente de AARP sobre los comicios electorales de 2024, Harris tiene una ligera ventaja del 49% frente al 48% de Trump. Sin embargo, entre los votantes mayores de 50 años, Trump tiene una ventaja de tres puntos.
Por otro lado, una encuesta de Marquette Law School, realizada a principios de septiembre, muestra un escenario similar, con Harris liderando por un margen estrecho del 52% frente al 48% para Trump.
Tendencias históricas en Michigan
Durante gran parte del siglo XX, Michigan fue un bastión demócrata. Desde 1932 hasta 1988, el estado apoyó en su mayoría a candidatos presidenciales demócratas, con algunas excepciones.
Franklin D. Roosevelt recibió un fuerte apoyo en Michigan en las elecciones de 1932 y 1936, y los demócratas continuaron dominando en las décadas posteriores. Sin embargo, en 1972, Michigan rompió con su tradición demócrata para votar por el republicano Richard Nixon durante su aplastante reelección. A pesar de esto, el estado volvió al Partido Demócrata en las siguientes elecciones.
En 1980 y 1984, el republicano Ronald Reagan logró victorias amplias en Michigan, lo que reflejó el giro conservador de gran parte del país en esos años. A pesar de estos resultados, el estado no consolidó una alineación republicana permanente. En 1988, el vicepresidente George H.W. Bush ganó en Michigan, pero a partir de 1992, los demócratas retomaron el control con la victoria de Bill Clinton.
Entre 1992 y 2012, Michigan votó consistentemente por candidatos demócratas en cada elección presidencial. Clinton ganó el estado en 1992 y 1996, seguido por Al Gore en 2000, John Kerry en 2004, y Barack Obama en 2008 y 2012. Este dominio demócrata parecía sólido, especialmente con la amplia victoria de Obama en 2008, cuando obtuvo más del 57% del voto en Michigan.
El cambio más significativo ocurrió en 2016, cuando el republicano Donald Trump ganó en Michigan por un estrecho margen, superando a Hillary Clinton por apenas 10.704 votos, una diferencia de menos de 0.3%. Esta fue la primera vez desde 1988 que un republicano ganaba en Michigan, lo que evidenció el cambio en el apoyo de votantes blancos de clase trabajadora y rural, especialmente en las regiones industriales del estado.
En 2020, Michigan volvió a inclinarse hacia los demócratas, cuando Joe Biden derrotó a Trump con un 50.6% de los votos frente al 47.8%. Esta victoria fue crucial en el recuento de los votos electorales que llevó a Biden a la Casa Blanca, reafirmando a Michigan como un estado decisivo.
En las encuestas actuales de Michigan para las elecciones presidenciales de 2024, Kamala Harris mantiene una ligera ventaja sobre Donald Trump. El promedio de encuestas recientes indica que Harris tiene el 49% de intención de voto, mientras que Trump cuenta con el 47%.
Elecciones presidenciales en Nevada
Desde su admisión como estado en 1864, Nevada pasó por distintos ciclos de apoyo a candidatos republicanos y demócratas. Sin embargo, fue a partir de la década de 1930 cuando comenzó a establecerse un patrón más claro.
A medida que el estado se industrializaba y su población crecía, los votantes comenzaron a inclinarse hacia el Partido Demócrata, especialmente durante las elecciones de la Gran Depresión. Franklin D. Roosevelt obtuvo un fuerte apoyo en 1932 y 1936, pero hubo excepciones notables, como en 1972, cuando el republicano Richard Nixon ganó de manera aplastante durante su reelección.
A finales de los años 70 y en las décadas de 1980 y 1990, Nevada mantuvo una notable alternancia en su voto, reflejando las tendencias más amplias de cambio político en el país. Aunque los demócratas disfrutaron de éxitos en varias elecciones, los republicanos, liderados por Ronald Reagan, lograron resistir en 1980 y 1984. En 1988, el vicepresidente George H.W. Bush también ganó el estado, pero esta victoria fue efímera, ya que a partir de 1992, los demócratas recuperaron el control con la victoria de Bill Clinton.
Entre 1992 y 2012, Nevada se convirtió en un bastión demócrata, con Clinton logrando la victoria en 1992 y 1996, y con Al Gore, John Kerry y Barack Obama también ganando en 2000, 2004, 2008 y 2012, respectivamente. La victoria de Obama en 2008 fue especialmente significativa, ya que marcó un apoyo sólido en el estado, donde obtuvo más del 57% de los votos.
El cambio más notable en la política de Nevada ocurrió en 2016, cuando el republicano Donald Trump ganó el estado por un estrecho margen, superando a Hillary Clinton por apenas 2.4 puntos porcentuales, lo que representó una diferencia de solo 10.704 votos. Este resultado marcó la primera victoria republicana en el estado desde 1988 y destacó un evidente cambio en el apoyo de los votantes blancos de clase trabajadora y rural, especialmente en las regiones industriales.
Sin embargo, en 2020, Nevada volvió a inclinarse hacia los demócratas cuando Joe Biden derrotó a Trump, obteniendo el 50.1% de los votos frente al 47.7%.
En Nevada, las encuestas para las elecciones presidenciales de 2024 muestran un empate entre Kamala Harris y Donald Trump, con ambos candidatos en torno al 48% de apoyo. Varias encuestas recientes indican resultados diversos, con Harris liderando en algunas (como Morning Consult, 51% a 47%), mientras que otras muestran empates o ligeras ventajas.
Tendencias históricas en Carolina del Norte
En las primeras décadas del siglo XX, Carolina del Norte se alineó mayoritariamente con el Partido Demócrata, como gran parte del sur, tras la reconstrucción. Las elecciones de 1928 marcaron un hito histórico con la victoria de Herbert Hoover (Republicano), en un contexto de gran popularidad a nivel nacional.
Con la llegada de la Gran Depresión, el panorama cambió drásticamente. En 1932, Franklin D. Roosevelt (demócrata) ganó decisivamente, estableciendo una tendencia que mantendría el control demócrata en el estado durante las siguientes décadas. Durante los años 40 y 60, Roosevelt fue reelegido en 1936 y el Partido Demócrata dominó, aunque las elecciones de 1952, que vieron la victoria de Dwight D. Eisenhower (republicano), indicaron una creciente competitividad.
Los movimientos sociales y las tensiones raciales comenzaron a influir en la dinámica política del estado a medida que avanzaba el siglo. Entre 1960 y 1980, Carolina del Norte experimentó cambios significativos en su electorado. John F. Kennedy (demócrata) ganó en 1960, pero Richard Nixon (republicano) se llevó el estado en 1968, marcando el inicio de una polarización política creciente.
En el siglo XXI, Carolina del Norte ha visto cambios aún más notables en su dinámica electoral. Entre 2000 y 2010, George W. Bush (republicano) ganó el estado en las elecciones de 2000 y 2004. Sin embargo, la elección de Barack Obama en 2008 fue un punto de inflexión, ya que se convirtió en el primer demócrata en ganar Carolina del Norte desde 1976, capturando el apoyo de una nueva generación de votantes.
En 2012, Obama fue derrotado por Mitt Romney (republicano), y en 2016, el candidato republicano Donald Trump ganó el estado, reflejando un cambio hacia la derecha en el electorado. Sin embargo, en 2020, el demócrata Joe Biden obtuvo una victoria ajustada.
En Carolina del Norte, las encuestas recientes muestran una contienda reñida entre Kamala Harris y Donald Trump. La encuesta de The Bullfinch Group indica que Harris lidera con un 49% frente al 48% de Trump. Sin embargo, otra encuesta de The New York Times/Siena College muestra a Trump con una ventaja de tres puntos, alcanzando un 49% frente al 47% de Harris.
En general, el promedio de las encuestas refleja un empate, con ambos candidatos oscilando entre el 45% y el 50%.