El 5 de noviembre de 2024, 250 millones de estadounidenses estarán convocados a las urnas. No obstante, el resultado de esta elección tan reñida podría depender de solo unos pocos miles de votos.
Esta situación refleja una tendencia recurrente en el sistema electoral estadounidense. En 2016, Hillary Clinton obtuvo 2,9 millones de votos más que Donald Trump en el conteo popular, y, sin embargo, fue el republicano quien conquistó la presidencia gracias al Colegio Electoral. Este sistema, instaurado por los "padres fundadores" para asegurar una representación territorial justa, ha terminado por generar desequilibrios que ponen el destino del país en manos de un puñado de electores en siete estados clave, que serán decisivos, tanto para Donald Trump como para Kamala Harris.
Concretamente, Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte, Míchigan, Arizona, Wisconsin y Nevada serán decisivos en la contienda entre el republicano y la demócrata, y podrían determinar quién será el próximo presidente de Estados Unidos.
El sistema del Colegio Electoral, compuesto por 538 votos repartidos entre los estados, exige que un candidato obtenga, al menos, 270 para alzarse con la victoria. Actualmente, tras el debate entre Kamala Harris y Donald Trump, que tuvo lugar el 10 de septiembre de 2024, la candidata demócrata ha dado un paso adelante en las encuestas y para los pronosticadores. Pero, cuidado, se trata de un paso pequeño: la elección sigue tremendamente igualada.
De hecho, Kamala Harris apenas mantiene una leve ventaja en los estados clave de Míchigan, Wisconsin, Pensilvania y Nevada. De acuerdo con las últimas encuestas, las probabilidades están prácticamente empatadas, con un 56% de posibilidades para Harris y un 44% para Trump.
A medida que se acerca la fecha de los comicios, la atención está completamente centrada en cómo estos territorios inclinarán la balanza en la carrera hacia la Casa Blanca.
Pensilvania
Pensilvania es uno de los estados clave en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, con 19 votos electorales que lo posicionan como el quinto más influyente en el Colegio Electoral. Este estado ha sido históricamente decisivo en contiendas nacionales, ya que ha votado con el ganador en 10 de las últimas 12 elecciones presidenciales desde 1988. Esto le otorga una reputación como barómetro del resultado nacional y lo convierte en un escenario de alta competencia política.
En las elecciones de 2020, Joe Biden ganó en Pensilvania por un margen estrecho de apenas un punto porcentual frente a Donald Trump, después de que el republicano lograra una sorpresiva victoria en 2016. Este estrecho margen ilustra la volatilidad del voto en Pensilvania, donde la clase trabajadora, junto con los votantes suburbanos y rurales, juegan un papel determinante. Según varios informes, esta fluctuación entre demócratas y republicanos refleja las tensiones socioeconómicas y la división política que caracteriza a este estado industrial.
Pensilvania tiene profundas raíces en la industria, particularmente en sectores como el acero, y una población en su mayoría de clase trabajadora, con una media de edad superior al promedio nacional. Esto hace que los temas económicos sean cruciales para sus votantes. Las encuestas recientes de cara a las elecciones de 2024 subrayan que la economía y la protección de la democracia son los temas predominantes que inclinarán el voto en este estado.
Además, Pensilvania ha estado en el centro de la atención política por varios eventos recientes, entre ellos el atentado contra Donald Trump durante un mitin en julio de 2024, lo que ha intensificado la retórica electoral, especialmente en torno a temas como la inmigración y el derecho al aborto. Este incidente ha polarizado aún más al electorado, atrayendo tanto la simpatía de ciertos sectores como la crítica de otros.
En cuanto a la demografía, el estado ha visto un notable crecimiento en su población hispana, que ha aumentado en un 40% desde 2010. Este grupo emergente podría ser decisivo en las elecciones de 2024, ya que tanto Kamala Harris como Donald Trump están dirigiendo esfuerzos para captar su voto.
En definitiva, el resultado en Pensilvania será crucial, ya que su historial y peso en el Colegio Electoral sugieren que podría ser el estado que finalmente incline la balanza en favor de uno de los candidatos en esta ajustada carrera presidencial.
Georgia
Georgia ha emergido como uno de los estados clave en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, ya que ha aumentado significativamente su relevancia en los últimos años. Aunque tradicionalmente fue un bastión republicano desde la década de 1970, la transformación demográfica ha hecho de Georgia un terreno disputado en la carrera hacia la Casa Blanca. De hecho, en 2020, Joe Biden logró una victoria histórica sobre Donald Trump, ganando por un estrecho margen de solo 0,2%, lo que consolidó a Georgia como un estado impredecible y crucial en el mapa electoral.
Una de las razones principales de este cambio es el crecimiento de su población afroamericana, que representa aproximadamente un tercio del electorado estatal. En 2020, este grupo fue decisivo para la victoria demócrata, ya que Biden obtuvo el respaldo de aproximadamente el 88% del voto afroamericano. Sin embargo, para 2024, el panorama es más incierto. Muchos votantes afroamericanos han expresado su desencanto con la administración de Biden, especialmente por la falta de avances significativos en áreas clave como la economía y la justicia social. Aunque Kamala Harris ahora lidera los esfuerzos demócratas para asegurar este apoyo, la solidez del respaldo afroamericano podría no ser tan firme como en elecciones anteriores.
Donald Trump, por su parte, ha trabajado para aumentar su atractivo entre el electorado afroamericano. Según un informe de Georgia Public Broadcasting, algunas encuestas recientes sugieren que hasta un 23% de los votantes negros podrían inclinarse por Trump, una cifra notablemente alta para un candidato republicano. Este posible aumento de apoyo, combinado con la apatía de ciertos votantes afroamericanos hacia las elecciones, podría inclinar la balanza a favor de los republicanos.
A estos factores se suman las tensiones económicas que afectan al estado, como el aumento de la inflación, que ha impactado gravemente a la población. La economía es un tema central para muchos votantes de Georgia, junto con el voto juvenil y la creciente influencia política del área metropolitana de Atlanta. Este conjunto de elementos refuerza la importancia de Georgia como un estado decisivo en las elecciones de 2024, donde cada voto cuenta en un escenario electoral cada vez más competitivo.
Carolina del Norte
Carolina del Norte, tradicionalmente republicana, se ha consolidado como un estado clave en las elecciones presidenciales de 2024 debido a sus ajustadas contiendas en años recientes. A lo largo de su historia, solo ha respaldado a dos presidentes demócratas: Jimmy Carter en 1976 y Barack Obama en 2008. Sin embargo, desde entonces, las victorias republicanas han sido por márgenes muy estrechos, lo que mantiene vivas las esperanzas de los demócratas de revertir el resultado en este estado crucial.
En las últimas décadas, Carolina del Norte ha experimentado importantes cambios demográficos. Según informa el Brookings Institution, el crecimiento poblacional en áreas urbanas como Raleigh-Durham y Charlotte ha alterado significativamente el equilibrio electoral. Entre 2010 y 2020, el estado ganó aproximadamente 900.000 nuevos residentes, muchos de ellos provenientes de otros estados más progresistas.
Este aumento ha sido impulsado, en gran parte, por personas de color y votantes con educación universitaria, dos grupos que tienden a inclinarse hacia los demócratas. Este cambio demográfico ha dado a los demócratas nuevas oportunidades en un estado que, históricamente, ha sido terreno fértil para los republicanos.
Sin embargo, los republicanos han logrado mantener su fortaleza en Carolina del Norte. Desde 2012, han ganado todas las elecciones presidenciales en el estado, y Donald Trump lo consiguió tanto en 2016 como en 2020. Ahora, de cara a los comicios electorales de 2024, los republicanos centran sus esfuerzos en cuestiones clave, como la inmigración y la preservación de la democracia, que han movilizado a su base. Según analistas políticos, estas áreas siguen siendo de gran relevancia para muchos votantes del estado, especialmente en las zonas rurales y conservadoras, donde Trump mantiene un fuerte apoyo.
Mientras tanto, Kamala Harris enfrenta el desafío de mantener el estado competitivo, apelando tanto a los votantes más jóvenes y urbanos como a las comunidades de color. La contienda es tan ajustada que las encuestas predicen una diferencia mínima entre ambos candidatos, lo que refuerza el papel central de Carolina del Norte en el panorama electoral de 2024. El resultado en este estado podría ser decisivo para determinar quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca.
Míchigan
Michigan, uno de los estados más decisivos en las elecciones presidenciales de EE. UU., ha sido un escenario de fluctuaciones políticas en los últimos años. En 2016, Donald Trump sorprendió al ganar en Michigan, un estado que había votado principalmente por los demócratas durante décadas. Esta victoria fue vista como un cambio dramático en el electorado, especialmente en áreas de clase trabajadora. Sin embargo, en 2020, Joe Biden recuperó esta estado, lo que resultó clave para su triunfo en las urnas.
De cara a las elecciones de 2024, tanto Kamala Harris como Donald Trump están concentrando sus esfuerzos en conquistar los grupos más influyentes del estado. La clase trabajadora, históricamente cercana a los demócratas, desempeñará un papel crucial, especialmente en las zonas industriales del estado que fueron fundamentales para Trump en 2016. Según MSUToday, la economía sigue siendo una preocupación central para los votantes de Michigan, debido, especialmente, al impacto de la inflación y la lenta recuperación económica tras la pandemia. Los candidatos están dirigiendo su mensaje a este electorado, ya que el que logre convencerles podría conseguir una ventaja significativa .
Además, el voto juvenil y de las minorías también será fundamental. Condados como Washtenaw e Ingham, donde se encuentran grandes universidades, por ejemplo, la Universidad de Michigan y la Universidad Estatal de Michigan, fueron clave para la victoria de Biden en 2020. Sin embargo, no se puede dar por sentado que este grupo mantendrá el mismo nivel de apoyo en 2024, ya que muchos jóvenes podrían no sentirse tan motivados a participar como lo estuvieron en la última elección .
Otro factor clave en Michigan es la comunidad árabe-americana, una de las más grandes del país. La postura de los candidatos en temas de política exterior, particularmente en relación con el conflicto en Oriente Medio, puede tener un impacto considerable en el voto de esta comunidad. De acuerdo con un análisis de la Michigan State University, las encuestas más recientes muestran que Trump y Harris están prácticamente empatados, lo que convierte a Michigan en un campo de batalla electoral estratégico para ambos partidos .
El resultado en Michigan será decisivo y, como en elecciones anteriores, podría inclinar la balanza para uno de los candidatos en la carrera hacia la Casa Blanca.
Arizona
Arizona, un estado clave en las elecciones presidenciales de 2024, se ha convertido en uno de los territorios más disputados entre Donald Trump y Kamala Harris. En 2020, Joe Biden rompió con décadas de dominio republicano al ganar en Arizona, un estado que no votaba por un candidato demócrata desde los años 90. Sin embargo, las encuestas de 2024 muestran a Trump con una ventaja de 6,4 puntos sobre Harris, lo que subraya la importancia estratégica de este territorio en la contienda presidencial.
El tema de la inmigración, debido a la ubicación fronteriza de Arizona con México, es uno de los puntos principales de debate en el estado. Aunque los cruces fronterizos han disminuido en los últimos meses, la política migratoria sigue siendo central en las preocupaciones de los votantes de Arizona.
De acuerdo con el centro de investigación Pew, el presidente Biden adoptó una postura más firme en sus últimos meses, implementando medidas como el cierre temporal de la frontera en momentos de altos flujos migratorios. Sin embargo, su administración, incluida la gestión de Kamala Harris como vicepresidenta, ha sido criticada por su manejo de la crisis migratoria, lo que ha permitido a Trump fortalecer su posición en este asunto.
Arizona también presenta una compleja dinámica demográfica, con una población latina significativa que ha sido tradicionalmente crucial para los demócratas. A pesar de esto, según informa Pew, los temas que más preocupan a los votantes locales parecen estar más alineados con la seguridad fronteriza y la migración, más que con cuestiones económicas u otras prioridades nacionales. Este enfoque podría inclinar la balanza a favor de Trump si Harris y los demócratas no logran conectar de manera más efectiva con las inquietudes específicas del electorado en este estado clave.
Wisconsin
Wisconsin, un estado tradicionalmente demócrata, ha jugado un papel crucial en las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos. En 2016, Donald Trump sorprendió al ganar el estado por un margen muy estrecho, lo que fue revertido en 2020 por Joe Biden, también por una diferencia mínima. Según un análisis de Public Religion Research Institute (PRRI), Wisconsin se perfila nuevamente como un territorio clave en 2024, con una competencia "bastante marcada" entre demócratas y republicanos, cada uno luchando por cada voto en un entorno muy dividido.
Los temas más importantes para los votantes de Wisconsin incluyen la economía y el derecho al aborto. La percepción generalizada de que la economía está en dificultades es un reto significativo para Kamala Harris y los demócratas. Aunque Biden ganó en 2020, muchos residentes sienten que la economía no ha mejorado lo suficiente, y eso podría inclinar a los votantes hacia los republicanos. Este sentimiento es especialmente fuerte en las áreas rurales y entre votantes sin estudios universitarios, donde los republicanos han mantenido su apoyo firme desde la presidencia de Trump.
El derecho al aborto es otro asunto de gran relevancia. A pesar de las restricciones actuales en el estado, el 66% de los votantes en Wisconsin apoya la legalización del aborto en la mayoría de los casos, según datos de PRRI. Esta postura podría ser una ventaja para Harris entre los votantes suburbanos y moderados, quienes han mostrado preocupación por la derogación de Roe v. Wade. Según Rewire News Group, esta cuestión podría movilizar a una parte importante del electorado, especialmente a las mujeres y los jóvenes, que ven en los derechos reproductivos un tema fundamental.
Nevada
Nevada, un estado históricamente demócrata, ha ganado una relevancia estratégica significativa en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. En 2020, Joe Biden ganó en Nevada, pero, como reporta The New York Times, su margen de victoria fue estrecho, lo que refleja la creciente competencia en un estado donde el electorado se vuelve cada vez más diverso. Anteriormente, en 2016, Hillary Clinton también ganó por un margen reducido, demostrando la volatilidad del voto en Nevada, que fluctúa en función de factores demográficos y económicos.
Uno de los aspectos clave en el panorama electoral de Nevada es su alta proporción de población hispana, que representa casi el 30% del total, según datos del Pew Research Center. Este grupo ha sido un fuerte apoyo para los demócratas en el pasado, pero en los últimos años ha mostrado señales de fragmentación, especialmente debido a preocupaciones sobre la economía y la inmigración. Aunque la inmigración sigue siendo un tema importante debido a la proximidad del estado con la frontera sur, la economía se ha convertido en la prioridad principal para los votantes nevadenses.
Según FiveThirtyEight, muchos residentes están enfocados en los problemas económicos que persisten después del impacto de la pandemia de la COVID-19, que afectó gravemente a la economía del estado, particularmente a las industrias del entretenimiento y el turismo, pilares fundamentales en Nevada. Por lo tanto, la recuperación económica ha sido un tema central de debate.
Mientras Kamala Harris enfatiza los esfuerzos del Partido Demócrata por mejorar la situación económica y mantener el apoyo en el estado, Donald Trump ha aprovechado la preocupación sobre la lenta recuperación económica para ganar terreno en Nevada, apelando a votantes que sienten que la recuperación ha sido insuficiente. Según RealClearPolitics, las encuestas más recientes sugieren una competencia ajustada en el estado, consolidando a Nevada como un territorio clave en las elecciones de 2024.