El expresidente de Estados Unidos Donald Trump (2017-2021) aceptó oficialmente este jueves la nominación como candidato del Partido Republicano para las elecciones del próximo 5 de noviembre.
Unidad y esperanza. El expresidente Donald Trump lanzó este jueves a Estados Unidos un mensaje de unión en su primera gran intervención tras el intento de asesinato, en la que aceptó su nominación electoral y aseguró que con su victoria el país vivirá los cuatro años más grandes de su historia.
"Me presento ante ustedes esta noche con un mensaje de confianza, fuerza y esperanza. (...) Me presento a presidente para todo Estados Unidos, no para la mitad, porque no hay victoria ganando solo la mitad", dijo con su oreja derecha todavía vendada.
Trump habló en la clausura de la Convención Nacional Republicana, inaugurada el lunes en Milwaukee y que tenía como objetivo confirmar su candidatura y la de su "número dos", el senador por Ohio J.D. Vance.
Un Gobierno que sirva a los estadounidenses
El magnate neoyorquino llegó a la ciudad un día después de haber sido herido de bala el sábado en Butler (Pensilvania) y aunque no intervino hasta este jueves, su presencia en los días anteriores mostró que el apoyo de sus correligionarios no tiene fisuras.
Se esperaba una apuesta por la unidad y él mismo había admitido que tras lo sucedido reescribió su discurso. Y sus palabras no defraudaron.
Trump prometió un gobierno que sirva a los estadounidenses "mejor que nunca": "Nada me detendrá en esta misión porque nuestra visión es justa y nuestro rumbo puro. No importa qué obstáculo se nos presente. No nos vendremos abajo, no lo haremos mal. No daremos marcha atrás y nunca dejaré de luchar por ustedes", sostuvo.
La palabra lucha (fight, en inglés) se ha popularizado como clamor republicano. El expresidente la dijo puño en alto el sábado mientras era evacuado por las fuerzas del orden, como él mismo recordó este jueves en un emotivo relato de lo sucedido.
Un relato que, aseguró, no pronunciará más porque le resulta "demasiado doloroso". Contó cómo sigue vivo por haber girado la cabeza para enseñar un gráfico sobre inmigración y aseguró que aunque había sangre por todas partes, en cierta manera se sintió "muy seguro" porque percibía a Dios de su lado.
"No debemos criminalizar la disidencia ni demonizar el desacuerdo político"
En su discurso apenas citó al actual mandatario, el demócrata Joe Biden, o a su vicepresidenta, Kamala Harris, aunque no escatimó en críticas a su partido rival.
"No debemos criminalizar la disidencia ni demonizar el desacuerdo político, que es lo que está sucediendo últimamente en nuestro país a un nivel que nadie ha visto antes. El Partido Demócrata debería dejar de inmediato de utilizar el sistema judicial como arma y de etiquetar al oponente político como enemigo de la democracia", afirmó.
Estas elecciones, apuntó, deberían centrarse en los problemas del país y en cómo conseguir que este vuelva a ser "exitoso, grande y libre de nuevo": "En una época en que nuestra política nos divide con demasiada frecuencia, es momento de recordar que todos somos conciudadanos. Somos una nación bajo Dios, indivisible".
No faltaron alusiones a la "invasión migrante", apuntando que cerrará la frontera con México el primer día de su hipotético segundo mandato y manteniendo la fuerte retórica antimigración que le caracteriza. Acusó también a la Administración de Biden de "destruir" la Seguridad Social y aseguró que su gobierno acabará con la inflación.
Las claves de la convención republicana
Una nueva campaña a dos
No había dudas de que Trump iba a conseguir el beneplácito de los suyos, pero estaba en el aire la elección de su compañero de fórmula, que se dio a conocer el lunes.
Vance desbancó a nombres con más trayectoria, como el senador por Florida Marco Rubio, y se estrenó el miércoles con un discurso proteccionista, con guiños a la clase trabajadora y críticas a la Presidencia demócrata por la situación del país.
Baño de masas estelar con su oreja vendada
Apenas 48 horas después de que un joven de 20 años intentara asesinar a Trump a disparos durante un mitin en Butler (Pensilvania), este se personó en el primer día del foro con su oreja derecha vendada y el gesto serio para recibir los aplausos de una mutitud enfervorecida.
No fue la única gasa blanca que se vio en el encuentro, pues el vendaje ha pasado a ser un accesorio en señal de solidaridad, que se ha popularizado entre los acólitos del expresidente tanto como el puño en alto y el grito "Fight" (Lucha), proclamado mientras era evacuado.
Convicción férrea en la victoria en noviembre
Los republicanos llegaron a Milwaukee con la campaña demócrata debilitada por las dudas crecientes hacia la capacidad física y mental de Biden, de 81 años.
Las intenciones de voto les eran favorables antes incluso del ataque a Trump y desde entonces la diferencia no ha hecho más que incrementarse: según la media de sondeos efectuada por la web FiveThirtyEight, el republicano aventaja a Trump por 3,1 puntos porcentuales, con un 43,2 % de los electores dispuestos a votar por él.
Y estos días los discursos triunfalistas han abundado y se han agotado los souvenirs con el número 47, el que ocupará el próximo mandatario. También han sido numerosas las burlas a Biden, presentes en la mayoría de discursos.
Silencio sobre el aborto entre discusiones sobre seguridad o inmigración
Pese a ser uno de los temas que más preocupan a los estadounidenses, el aborto ha sido el gran ausente. Los republicanos saben que les quita votos y han optado por omitirlo.
La seguridad y, por supuesto, la inmigración, han centrado los discursos. Se han pedido y prometido deportaciones masivas y cierres de fronteras, con un público exigiendo a gritos la construcción del muro, y el ideario que planean implementar si vuelven al poder ha incluido esos objetivos.
También se ha hablado mucho de inflación y se ha culpado a Biden de que los estadounidenses no lleguen a fin de mes y de que cada día el sueño americano sea más difícil de alcanzar.
La familia Trump, al completo
Tras los rumores de que Trump y su esposa hacen vidas separadas y del distanciamiento con su hija Ivanka, la convención sirvió para simbolizar la unión de un clan profundamente insertado en el Partido Republicano y que está extendiéndose a las nuevas generaciones.
La exprimera dama Melania Trump asistió como público. No ofreció sin embargo ningún discurso, como sí hiciera en las dos anteriores convenciones en las que Trump fue nominado.
Estuvieron también presentes Tiffany y Barron y quien fuera su asesora durante la presidencia, Ivanka, quien se ha distanciado de esta campaña, mientras que el resto de hijos, Eric y Donald Trump Jr., así como sus esposas, sí intervinieron.
Foro político y fiesta popular
La convención ha ocupado el estadio Fiserv, sede de los Milwaukee Bucks de la NBA. Sus paredes y el amplio recinto cerrado en torno a él se han cubierto del rojo, blanco y azul de la bandera estadounidense, mismo color que ha predominado entre los asistentes.
La cita en esta ciudad que el exmandatario calificó en el pasado de "horrible" ha reunido tanto a grandes figuras del partido, incluida la última rival de Trump en las primarias, Nikki Haley, como a estadounidenses de a pie cuya historia refuerza el reclamo republicano: familiares de soldados muertos en Afganistán, padres cuyos hijos murieron por el fentanilo o que han sido secuestrados por Hamás.
Y entre los delegados que ratificaron la nominación de Trump, fieles del magnate neoyorquino que no fallan a sus citas: desde el conocido como el Hombre Muro por su característico traje de ladrillos al Tío Sam, un personaje adoptado como símbolo nacional.