Con este domingo, el Parlamento de Galicia dará paso a la XII Legislatura tras las elecciones gallegas a las que concurren más de dos millones de gallegos y gallegas. Aunque los resultados se preveían claros, los últimos sondeos han dibujado un futuro incierto en el que el BNG podría arrebatar al PP uno de sus bastiones históricos; al menos, según la encuesta del CIS.
Sea como fuere, está por ver qué ocurre con los votantes indecisos y cuánto suman, finalmente, los votos en blanco o, incluso, cuál es el porcentaje de participación y, por lo tanto, de abstención.
En general, como en cualquier elección, sí que tenemos claro que los votos en blanco suelen beneficiar a los partidos mayoritarios. Se produce así la paradoja de que el que quiere participar, pero no se decanta por ninguna opción política, acabe beneficiando a los partidos que más votos reciben. Los votos nulos no se recuentan, pero los votos en blanco sí, por lo que pueden encarecer el conseguir un diputado a las opciones minoritarias y beneficiar al que más votos ha recibido.
La participación en Galicia
En cuanto a la participación, Galicia presenta una casuística muy singular. Históricamente, se vota más en las elecciones generales que en las autonómicas. De hecho, en los procesos electorales de los últimos 45 años la diferencia de participación es de 5,5 puntos a favor de las generales.
Por ejemplo, en los comicios del pasado julio de 2023 se llegó a una participación del 70% y el PP consiguió en Galicia su mejor resultado en España. En las autonómicas de 2020, las últimas de Feijóo en Galicia, el dato participación fue tan solo de 48,9% y consiguió una amplísima mayoría de 42 diputados.
Los partidos que optan a arrebatarle al PP la Xunta de Galicia, han afirmado en la campaña que una participación por encima del 62% podría ser decisiva para que los populares pierdan la mayoría. Un argumento que contradice una alta e inusual participación en las autonómicas de 2009, casi un 65%, cuando Feijóo consiguió su primera mayoría. Cierto que en aquella ocasión no existían ni Sumar, ni Vox ni Podemos y esta es la cuestión trascendental; no tanto la posible abstención porque los mismos sociólogos y politólogos no se ponen de acuerdo en determinar con precisión a quién beneficia la abstención en unas elecciones.
Lo trascendente será si los grupos políticos antes citados o la propia Democracia Ouresana llegan al 5% de los votos, barrera que por ley en Galicia permite conseguir un diputado. En el caso de que el PP perdiese un diputado por provincia (el escaño 42 de las anteriores vino del voto emigrante), podría llegar a peligrar su mayoría en Galicia.