Con o sin el consejo de su sanedrín de campaña, Sánchez optaba por la sorpresa y rompía la táctica habitual en los debates: el aspirante es quien reta al presidente. Pero a juzgar por el resultado del 28M, el líder del PSOE sabe que esta vez lleva ambas etiquetas en la solapa y propone no uno sino seis encuentros electorales con Núñez Feijóo. El PP calificaba la propuesta de "excentricidad", y recuerda: en 2019, con Pablo Casado, Sánchez aceptó 0 debates. El propio Núñez Feijóo, en el programa Más de uno de Onda Cero, rechazaba esos seis debates pero aseguraba que "no tiene ningún problema en debatir con Sánchez" y por supuesto se comprometía a hacer al menos un debate, no seis.
El Psoe de Pedro Sánchez, acto seguido, ya no hablaba de seis debates sino de cuatro, en palabras de su portavoz Pilar Alegría. Y todos en los grandes medios de comunicación más importantes y como se esperaba, pierde fuerza la propuesta "impuesta" de que esos debates sean los lunes.
Demasiadas condiciones para que se cumplan. Sobre todo cuando no las pacta sino que las anuncia, como un duelo en prime time "a ver qué dice la otra parte". Por eso el portavoz Popular Borja Sémper respondía que Sánchez no les va a marcar la agenda de campaña. Le pide calma y considera la propuesta como una prueba de quien está nervioso".
El objetivo de Sánchez
El anuncio del presidente y el tono con el que lo dijo en el atril del Círculo de Bellas Artes de Madrid -al calor de un acto de eldiario- ponía al partido sobre la pista de lo que se propone hacer su líder en esta campaña:
Inmolarse en antena si hace falta con tal de "asumir la responsabilidad" de lo ocurrido y de lo que esté por ocurrir.
El presidente lo asume todo. Y su decisión ha pillado por sorpresa a las primeras voces consultadas. A otras no. Aunque en todas hay optimismo.
Varias Fuentes del partido aseguran que, al margen del coste interno de mantener a sus socios difíciles -Unidas Podemos, Bildu o Esquerra-, o de fiascos como la Ley del 'Solo sí es sí', todo el socialismo le apoya de nuevo y cree en el último diagnóstico de Sánchez: Lo que importa es la economía española "que no va bien… va como una moto".
En varias opiniones del partido encontramos reacciones parecidas: si Núñez Feijóo acepta varios debates , le van a permitir al presidente comparar su modelo con el "vacío" de los Populares.
En Ferraz, otras fuentes cercanas a la dirección del PSOE recuerdan que la decisión de Sánchez tiene una base sólida: "se encuentra a gusto en los cara a cara con Núñez Feijóo. Así ha sido en el Senado en los últimos meses. El líder del PP no le tomó la medida a Sánchez en ninguno de ellos" -señala una voz autorizada cercana al Secretario General- "y si lo que pedía Feijóo era siempre más tiempo en esos debates del Senado, ahora lo va a tener y entonces… que demuestre qué hay detrás de frases huecas como la de derogar el sanchismo".
En el Gobierno, cierran igualmente filas en torno al reto que Sánchez se pone a sí mismo. Confían plenamente en los próximos pasos que dé, como el goteo de socialistas de su vieja guardia -entre ellos el ex ministro José Luís Ábalos- que empezarán a asomar en las listas de las Generales. Porque en Moncloa creen en la agilidad y la eficacia de sus anuncios, porque confían en la escénica del presidente en los mítines de la campaña que viene o en los posibles cara a cara, “especialmente cuando los datos económicos son incontestables” -señalan-.
La estrategia de Pedro Sánchez, tras el 28M, ha cambiado de golpe
Hasta hoy el partido y el gobierno reconocían que el PSOE no volvería a gobernar sin los apoyos de la otra izquierda -ya sea Unidas Podemos como hasta ahora, ya sea el nuevo proyecto de Sumar en su incierta composición-. Pero, tras los resultados del 28M, gobierno, partido y candidato arman un nuevo lenguaje en el que esa izquierda a la izquierda del PSOE ya no es tan importante para ganar esta carrera. No hasta después del 23-J. De hecho, "vamos mejor más ligeros", apuntaba otra voz del socialismo madrileño para quien el fracaso de Unidas Podemos en las pasadas elecciones permite a los socialistas saber por fin "que no podemos contar con ellos y que Sumar tampoco va a ser la panacea para que salgan las cuentas".
Por eso el PSOE viaja ya sin ticket electoral. No le sirve -a día de hoy- la otra izquierda. Solo apuesta por Sánchez: O todo o nada. O Él o el ticket Feijóo-Abascal para el futuro gobierno de España. Y el candidato socialista estrena este mensaje: asumir su responsabilidad -como dijo ante sus diputados y senadores tras la derrota- es eso, coger la moto y ganar a Núñez Feijóo. Él solo, al mejor de seis carreras.