Este domingo, 21 de abril, tienen lugar las elecciones en el País Vasco. Alrededor de 1,7 millones están llamados a las urnas para elegir al próximo Lehendakari que sustituirá a Íñigo Urkullu después de 12 años en el cargo. En el caso de Euskadi, hablamos de un tablero político más que colorido, ya que hasta siete partidos optan a tener representación en el Parlamento vasco.
Ante esta tesitura, como es lógico -y también, como suele ser habitual- arañar cada voto y, sobre todo, convencer a los indecisos se ha convertido en uno de los principales objetivos de cada partido durante la campaña. Y es que si bien es cierto que hay países que cuentan con sufragio obligatorio, en España votar no es obligatorio, por lo que el porcentaje de abstención siempre es un dato a tener en cuenta.
Así las cosas, ¿qué ocurre si un porcentaje alto de población que no vota? ¿Cómo afecta al recuento de los votos?
Voto nulo, voto en blanco y abstención: las diferencias
En primer lugar, hay que tener en claro qué es un voto nulo, qué es un voto en blanco y qué se cuenta realmente como abstención. El voto nulo ocurre cuando se presenta un sobre o papeleta inválida, diferente a la oficial, o que en su interior incluye cualquier elemento que no sea una única papeleta de las candidaturas oficiales.
El voto en blanco, en cambio, ocurre cuando presentamos un sobre vacío. De acuerdo con la Ley Electoral, el voto en blanco se considera un voto válido y se añade a los votos de las diferentes candidaturas a la hora de repartir los escaños. En teoría (y de acuerdo con la Ley D'Hondt, que se aplica en España para garantizar la proporcionalidad de los votos emitidos) esta opción perjudica a las circunscripciones pequeñas, pero en la realidad ni beneficia ni perjudica, ya que es poco habitual que los partidos se queden en el límite del 3% de los votos.
Tanto el voto nulo como el voto en blanco son un reflejo del enfado del votante. En el caso del nulo, su disconformidad con el sistema electoral y las candidaturas. En el caso del blanco, solo con las candidaturas.
Por su parte, la abstención ocurre cuando, a pesar de tener derecho al voto, elegimos no ir a votar. La realidad es que, al no haber voto, esta decisión ni suma, ni resta, ni afecta a los resultados electorales. Sin embargo, sí se contabiliza de cara a los análisis, aunque la abstención es mucho más difícil de estudiar en el contexto de unas elecciones, ya que se desconocen las razones de la persona. Las posibilidades para no votar hoy son casi ilimitadas: indiferencia, descontento, enfermedad, un viaje programado por vacaciones o cualquier otra cosa.
A quién beneficia
Por lo general, en estas elecciones en el País Vasco la abstención suele perjudicar más a los partidos pequeños, como podrían ser Vox, Podemos o Sumar, que, de hecho, concurre por primera vez a estos comicios autonómicos.