Según informa en un comunicado la Universidad de Granada (UGR), la muralla exterior que amplió el asentamiento se erigió en torno al año 2900 cal a.C. El equipo de investigación explica que las estatuas-menhir, que eran parte de la simbología de la necrópolis, fueron respetadas durante la ampliación y reutilizadas con carácter simbólico.
"Servían para reflejar los derechos de las poblaciones de esa época a ocupar y explotar un territorio", según detalla el estudio. Las estatuas justificaban, a través de los ancestros, "la capacidad de acceder al asentamiento a través de la puerta principal, con la estatua-menhir situada junto a esta; la exclusión de aquellos no vinculados, con todas las representaciones en ambos extremos de la muralla; la integración de nuevas poblaciones, con la Tumba 63 incluida en el trazado de la muralla; y el rol de determinados personajes, con la estatua-menhir y la estela de la Tumba 63", según han explicado los investigadores.
Este trabajo forma parte del proyecto 'Producción artesanal y división del trabajo en el calcolítico del Sudeste de la Península Ibérica: un análisis a partir del registro arqueológico de Los Millares' y cuenta con el apoyo del Ministerio de Ciencia e Innovación a través de la Agencia Estatal de Investigación.