Entre entrenamientos a puerta cerrada, muy respetable y comprensible para preparar con mayor discreción los partidos; y la ley del silencio impuesta de forma arbitraria e injustificada por el club a sus jugadores, hoy cumplimos 46 días en los que no podemos escuchar las opiniones de los futbolistas.
En su momento, el 2 de marzo, se emitió un comunicado por parte del gabinete de comunicación de la entidad informando, textualmente, “la junta directiva de la UD Almería nos traslada que durante estos días no hagamos entrevistas a los jugadores por el momento del calendario en el que nos encontramos”. Hace un mes y medio de ello. Durante este tiempo, hemos tenido algún canutazo esporádico post partido y poco más. Todo ello, y utilizo el mismo argumento ofrecido en la comunicación del 2 de marzo, “por el momento del calendario en el que nos encontramos”. Y es curioso, el día en que se tomo la decisión de prohibir a los jugadores hablar con los medios, fue posterior a la goleada ante el Lugo y 5 días antes que el equipo ganara en Girona para meterse 2º. Después, se ha conseguido solo 1 victoria (ante el Málaga), 2 empates (Alcorcón y Leganés) y 3 derrotas (Ponferradina, Rayo y Zaragoza). ¿Tiene relación una cosa con la otra?. En absoluto, es simplemente una casualidad, una coincidencia. Pero si tiene otro tipo de relación, la de perder el contacto con los aficionados, con la opinión pública en los momentos más delicados.
El coronavirus rompió el 14 de marzo de 2020 la conexión directa con la afición en las gradas. No se puede sentir su ánimo ni tampoco su disgusto. En este tiempo en el que las relaciones personales se han reducido incluso por debajo del mínimo soportable, la palabra, las caras, los gestos han sustituido el contacto físico. Durante los últimos 13 meses nos hemos dado cuenta de lo importante que es la tecnología, de lo bien dotados que estamos en España en infraestructuras digitales, y del grado extremo de adaptación que tiene el ser humano en momentos difíciles. Unos abuelos que vivían su madurez rodeados de sus seres queridos, han encontrado en un rectángulo negro de plástico una ventana a los suyos. La comunicación en momentos de crisis es fundamental. Para dar ánimos, para explicar, para desahogarse, para ofrecer la mano, para sentir el contacto, para mantener la fe, para fomentar la ilusión. Desde el 2 de marzo de 2021, la UD Almería ha dado la espalda a todo eso utilizando retorcidamente la frase “por el momento del calendario en el que nos encontramos”.
El Almería, nuestro equipo, el club al que se sienten unidos y atraídos las dos o tres últimas generaciones de aficionados almerienses, ha entrado en crisis. Los resultados así lo indican, no hay duda. Pero si hay incógnitas alrededor de los protagonistas. Esta semana se está poniendo en duda, con razón o sin ella, con lógica o sin ella, la continuidad de José Gomes como técnico, y el partido del lunes ante el Espanyol puede ser la llave para un nuevo horizonte. ¿Y cómo se sienten los protagonistas? ¿Cómo está la plantilla? ¿Se sienten responsables de lo ocurrido en mayor o menor medida que el técnico? ¿Están con José Gomes o se ponen de perfil? ¿Confían en el trabajo, en su rendimiento? ¿Hacen o han hecho autocritica? ¿Cuál es su diagnostico de la situación? ¿Cómo ven el partido del lunes? ¿Se ha dicho adiós al ascenso directo?... así podría seguir hasta el infinito. Porque hay mil cuestiones que nos gustaría resolver con ellos.
En su momento os conté cual era el gasto de tiempo de un futbolista en una rueda de prensa y no salía ni a 10 minutos cada 2 meses y medio. Eso sin contar que, muchas de las últimas comparecencias, hasta el 2 de marzo, eran grabaciones remitidas por el gabinete de comunicación sin el riesgo de preguntas incomodas. ¿Por qué sigue el club con esta medida tan, absolutamente, inapropiada?. No hay respuesta. Nos consta que se ha intentado revertir la medida, pero no hay respuesta desde la cúpula institucional.
Estas situaciones, que afortunadamente no hemos vivido con frecuencia en Almería, suelen considerarse una afrenta a los medios de comunicación, un ataque, un desaire… pero no es así. La única realidad y el único efecto es el de privar a la afición del contacto intimo con el profesional. Los periódicos pueden rellenar sus páginas, las radios sus minutos en el aire y las teles cubrir sus pantallas con recursos de distinta índole, pero el aficionado no puede hacer eso. Su necesidad es la de recibir un mensaje, ahora se llaman ‘inputs’ y ‘feedback’ en el argot tecnológico, y si no lo recibe se llena de dudas, de preguntas, de inquietudes, de temores… de pérdida de fe. La UD Almería SAD se ha metido en ese terreno. Se puede salir de él, pero hay que querer. Y el silencio administrativo no parece la mejor vía.