En concreto, la tumba número ocho, que es la que presentaba más deterioro en su estado, ha aportado sin embargo, una gran cantidad de restos óseos muy fragmentados y producto de un rito de cremación mientras que la sepultura número nueve conserva parte del corredor y de la cámara.
En el caso de la sepultura 18, que ahora mismo se encuentra en curso de excavación, ha documentado el colapso de la falsa cúpula que cubriría la cámara y bajo éste el depósito del enterramiento sellado.
Se documenta un rito de inhumación de los cadáveres, procediéndose a la documentación de este rico depósito, que aportará, sin duda, una valiosa información para el conocimiento de las sociedades del período calcolítico asentadas en el sureste peninsular.