La alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada, ya ha iniciado la instrucción del expediente para conceder la Medalla de la Ciudad a Juan García Cubillana, ilustre isleño y apreciado médico militar de la ciudad durante cerca de 70 años. Una vez iniciado el procedimiento se realizarán todos los trámites y diligencias necesarias para poner en valor los méritos del designado. Para ello, se iniciará un periodo de exposición pública una vez se publique el edicto tanto en el tablón de anuncios del Ayuntamiento como en el Boletín Oficial de la Provincia de Cádiz (BOP). Posteriormente, una vez recabadas las adhesiones y la documentación necesaria, el pleno municipal aprobará la propuesta que dará pie al acto oficial de entrega de este reconocimiento.
La regidora ha puesto de relieve la importancia de este reconocimiento a un isleño ilustre, y ha apuntado que “las instituciones que representamos a las ciudades debemos elevar la mirada y saber reconocer y distinguir a aquellas personas que por su trayectoria personal y profesional nos han aportado un enorme valor como sociedad”. El doctor Juan García Cubillana nace en San Fernando, el 15 de febrero de 1929, en una humilde vivienda de la calle San Miguel en donde discurrió su primera infancia. Allí comenzó la vida de uno de nuestros vecinos más relevantes de la segunda mitad del siglo XX destacando, entre otros muchos aspectos, por su inagotable actividad formativa que llega hasta nuestros días y a sus 92 años.
García Cubillana siempre se sintió habían atraído por las ciencias, sobre todo la biología. A esta vocación científica se unió su amistad con Francisco Barranco, practicante, que lo introdujo en el mundo de la sanidad a través de los servicios que la Cruz Roja Española prestaba en San Fernando. En un primer momento es lo que deseó ser: practicante. Tras su primer curso para alcanzar la titulación, en 1947, comenzó a asistir al doctor Ramírez de Isla en su labor como cirujano aunque, ese mismo verano, sucedería la explosión de ‘las bombas de Cádiz’, un acontecimiento que, sin duda, le marcaría para siempre. No en vano, con solo 18 años tuvo que llevar a cabo la impactante tarea de seleccionar a los heridos para separarlos de los fallecidos, a las puertas de la Cruz Roja Local, y en el mismo camión que los trasladaba al Hospital de San Carlos.