La 'despersonalización' de las ciudades ha provocado que en muchas grandes urbes la gente eche de menos el espíritu de las comunidades de vecinos y vecinas de antes: cuando confiabas (y conocías) a la persona que vivía enfrente de tu casa tanto o más como con tu familia. En la calle San José de Puerto Real, en Cádiz, este espíritu se mantiene y quieren ser ejemplo para otras comunidades de hermandad y cercanía.
El germen de esta amistad nació de una de las maneras más simples: decorando su calle durante la pandemia del coronavirus. Y esta humilde decoración que idearon estas vecinas y vecinos ha crecido tanto que el Ayuntamiento de Puerto Real ha decidido otorgarles este año 2024 el premio a la promoción turística de la ciudad. Un premio que trasciende de una mera empresa turística y este año pone de relieve la valiosa contribución del vecindario a su calle.
Su taller está en la antigua panadería de la calle San José, donde las vecinas se reúnen para realizar de manera artesanal todos los elementos decorativos y funcionando como una auténtica cooperativa, tienen una estructura de funcionamiento y hasta una tesorera que se encarga de recaudar el dinero para comprar los materiales. Pero más allá del propio trabajo que realizan de una forma completamente voluntaria, las vecinas han creado una comunidad de amistad y hermandad en la que se cuidan y se preocupan los unos por los otros como una familia.
De trabajar de forma manual a usar software profesional para diseñar sus propios diseños. Las propias vecinas han reconocido su esfuerzo por hacerlo cada día mejor, pero sobre todo destacan que todo esto lo hacen para divertirse y pasar momentos juntas. Desde convivencias vecinales, viajes a otros puntos de España, tardes de piscinas y paellas de amistad, el ejemplo de las vecinas de la calle San Juan de Puerto Real puede ser el ejemplo claro de que podemos volver a una sociedad mejor.