La enfermedad por reflujo gastroesofágico afecta al 20% de la población en países desarrollados. “La mayoría de la población convive durante años con síntomas digestivos como ardores, acidez estomacal o regurgitación sin darles demasiada importancia”, según ha explicado la jefa de servicio de Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Córdoba, Marta Jaquotot, que ha destacado que el diagnóstico precoz “es la pieza fundamental para reducir la tasa de complicaciones asociadas a esta enfermedad”.
La doctora Jaquotot incide en que “los pacientes que tienen ardores y regurgitación de alimento deberían realizarse una endoscopia alta de forma precoz. Muchos de ellos llevan años tomando antiácidos y no son conscientes de la gravedad de su problema, en algunos casos ya han desarrollado patologías como el Esófago de Barrett o problemas respiratorios”.
Los resultados gracias a la cirugía laparoscópica han supuesto un gran avance en los últimos años, pero lo que realmente ha supuesto una auténtica revolución en el manejo de esta enfermedad ha sido el estudio funcional preoperatorio de esta patología, según ha indicado el jefe del servicio de Cirugía General, Juan Francisco Ruiz Rabelo. Según el doctor Ruiz Rabelo, gracias a estudios digestivos como la pHmetría y manometrías esofágicas “podemos decidir qué tipo de cirugía aplicar al paciente, pero sobre todo cuando no indicar una intervención quirúrgica en pacientes con síntomas digestivos atípicos para reflujo gastroesofágico”.
Los especialistas han hecho hincapié en que en los últimos años se han producido grandes avances en el manejo de patologías asociadas a reflujo como la hernia de hiato o la acalasia, por lo que “hay que ser optimistas al contar con más información para decidir qué tratamiento ofertar al paciente. El tratamiento del reflujo debe realizarse de manera protocolizada, siguiendo un proceso de diagnóstico que permita abordar la enfermedad de manera integral y con más posibilidades de aliviar los síntomas”. Uno de los avances más significativos se centra en adaptar la técnica quirúrgica a los resultados del estudio digestivo preoperatorio, de esta manera podemos tener información crucial como el número de episodios de reflujo y la funcionalidad del esófago.
Existe controversia en cuanto al uso crónico de inhibidores de la bomba de protones. En los últimos años se han publicado estudios que podrían apuntar a que el uso de omeprazol a largo plazo podría afectar a la absorción de alguno nutrientes (vitaminas y minerales) lo que podría tener efectos indeseables como fracturas óseas, anemia, déficit de vitamina B12. Los expertos advierten que se trata de estudios recientes que deben ser validados y que los beneficios del uso de protector gástrico en pacientes con enfermedad por reflujo supera esos “supuestos” efectos a largo plazo. Lo ideal sería individualizar en cada paciente la necesidad de dicho uso y evitar sobre todo su uso incorrecto o innecesario.
- El estudio del reflujo, la clave
El servicio de Aparato Digestivo del Hospital Quirón Salud Córdoba realiza el protocolo más completo de estudio para la enfermedad por reflujo, hernia de hiato y acalasia. El paciente sigue un protocolo de estudio personalizado en base a sus síntomas y los hallazgos endoscópicos. En función de esta información inicial se puede completar con un estudio funcional como phmetría y manometrías esofágicas.
Asimismo, el servicio de Cirugía General del Hospital Quirón Salud Córdoba cuenta con cirujanos expertos en el abordaje laparoscópico de enfermedades de esófago y estómago. Se trata de una cirugía mínimamente invasiva que puede realizarse con estancias muy cortas. La mayoría de los pacientes operados de hernia de hiato son dados de alta en las primeras 24 horas con unas pautas nutricionales específicas para los primeros días. En el caso de la acalasia esofágica el postoperatorio no difiere mucho del de los pacientes con hernia de hiato, si bien se trata de una cirugía más delicada que requiere una vigilancia más estrecha. En ambos casos la incorporación a la vida normal es casi inmediata.