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El entrenamiento de fuerza, con supervisión, en edades tempranas ayuda a prevenir un 56% de las lesiones

Este tipo de entrenamiento reporta además otros beneficios como la mejora del rendimiento deportivo y las habilidades motrices básicas, la coordinación, el equilibrio, la estabilidad articular y la alineación corporal.

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El entrenamiento de fuerza, con supervisión, en edades tempranas ayuda a prevenir un 56% de las lesiones
El entrenamiento de fuerza, con supervisión, en edades tempranas ayuda a prevenir un 56% de las lesiones | Copa COVAP

La Copa COVAP y el Colegio Oficial de Licenciados en Educación Física y en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de Andalucía (COLEF Andalucía) destacan que el entrenamiento de fuerza en edades tempranas y bajo supervisión ayuda a prevenir las lesiones en un 56% de niños y niñas.

Así lo estima un estudio de la Universidad de Murcia que analiza distintos trabajos de investigación publicados en The American Journal of Sports Medicine sobre el riesgo de sufrir lesiones en la práctica deportiva. En él se demuestra una menor incidencia en deportistas jóvenes que realizan programas específicos de fuerza en comparación con aquellos que no llevan a cabo actividades más intensas.

Además de disminuir el impacto de los daños físicos, la práctica de estas actividades de mayor intensidad reporta otros beneficios, como el incremento del rendimiento físico y la mejora de la salud en general. “El entrenamiento de fuerza controlado y adaptado a los más pequeños permite aumentar la potencia de los músculos, la densidad mineral ósea y la función cardiovascular, y mejorar la composición corporal en niños, niñas y adolescentes con sobrepeso u obesidad, así como el perfil lípido en sangre. Asimismo, genera bienestar psicosocial y beneficia al rendimiento académico”, asegura la cogerente y directora técnica de COLEF Andalucía, la Dra. Ainara Bernal García.

Otra de las ventajas del desarrollo de la fuerza muscular durante la edad infantil es el incremento de la capacidad de realizar movimientos motores básicos, como correr, saltar, lanzar y atrapar con mayor eficacia. Del mismo modo, mejora la coordinación, el equilibrio y la estabilidad articular, ya que “se fortalecen los músculos y los tejidos conectivos alrededor de las articulaciones”, añade la especialista. Además, en palabras de la Dr. Bernal, “los músculos estabilizadores adquieren la suficiente fuerza como para ayudar a mantener una postura adecuada y alineación corporal durante el movimiento”.

La madurez física y emocional, claves

El entrenamiento de fuerza cuenta con la aprobación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). De hecho, recomienda que los y las menores de 5 a 17 años incorporen actividades aeróbicas intensas, así como aquellas que fortalecen los músculos y los huesos, al menos tres días a la semana. Sin embargo, es importante tener en cuenta la madurez física y emocional de cada niño o niña antes de comenzar un programa que incluya este tipo de actividades físicas.

La Copa COVAP y COLEF Andalucía proporcionan estas recomendaciones para facilitar un entrenamiento de fuerza seguro y supervisado, donde se priorice la ejecución de la técnica correcta y una buena planificación, respetando los intervalos de descanso y los principios del entrenamiento infantojuvenil:

· Antes de agregar resistencia o peso adicional, los niños y las niñas deben aprender y dominar la técnica adecuada para cada ejercicio.

· Se recomienda comenzar con ejercicios que utilicen el peso corporal y autocargas, como flexiones, sentadillas, abdominales, etc., sin agregar carga externa.

· A medida que los menores adquieren habilidad, se puede agregar resistencia adicional de manera gradual. Se debe prestar atención a la carga y asegurarse de que sea apropiada para la capacidad y el nivel de desarrollo de cada uno.

· Incluir una variedad de actividades que trabajen diferentes grupos musculares y movimientos funcionales. Esto ayuda a prevenir el aburrimiento, promover un desarrollo muscular equilibrado y reducir el riesgo de lesiones por sobreuso.

· Estas prácticas deben ser divertidas y emocionantes para los niños y niñas. Por ello, se recomienda incorporar juegos, desafíos y competiciones amistosas para mantener el interés y la motivación.