Miriam tiene 10 años, le encanta la flor de muerto y le ha sorprendido lo suave que es la lanuda blanca. Pasa algunas veces por el descampado que hay entre las calles Libertador José Gervasio Artigas y Libertador Simón Bolívar, en el barrio Sector Sur de Córdoba, pero nunca se había imaginado que en ese terreno tan amplio y abandonado hubiera tantos tipos de plantas. Hasta 60, a lo largo de todo el año.
Por un día, Miriam se ha convertido en botánica y con boli, cuaderno de laboratorio y lupa en mano, se ha adentrado entre la flora del descampado para descubrir la variedad de plantas que florecen de forma espontánea en su barrio. Ella y sus cuarenta compañeros de 4º, 5º y 6º de primaria del CEIP Jerónimo Luis de Cabrera que han participado en el primer taller de ‘Planeta Barrio’, un proyecto que apuesta por poner en valor la biodiversidad local del entorno más cercano, diseñado por la investigadora del Departamento de Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal de la Universidad de Córdoba Sara Parras y producido por la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación.
Con el asesoramiento de la investigadora Parras, el joven equipo científico del centro escolar ha identificado hasta 13 especies diferentes. El geranio de los campos (Geranium molle), la cabeza de pollo (Centaurea pullata) o la Caléndula (Calendula arvensis) son las que más rápido han reconocido. Otras plantas se les han resistido más, como El Ballisco (Bromus madritensis), e incluso ha habido alguna sorpresa inesperada como la acelga.
Sara Parras, quien comenzó a interesarse por la flora urbana silvestre observando la que había a su alrededor mientras esperaba un autobús en Rabanales, ha explicado que este tipo de actividades son muy importantes porque ponen en valor la flora urbana silvestre de las ciudades, base de la biodiversidad de nuestro entorno, y porque presenta los descampados como una gran oportunidad para realizar actividades educativas relacionadas con el medio natural en entornos cercanos sin necesidad de alejarse hasta el monte.
La oportunidad de aprovechar un descampado es precisamente lo que motivó a Charo Doblas, profesora del centro educativo, a apuntarse a la actividad. “Este es un barrio lleno de descampados y uno de los objetivos de la asociación joven que tienen aquí es recuperarlos. La idea de esta actividad me recordó a ese objetivo”, ha afirmado.
Los escolares no solo han tenido la oportunidad de identificar las pantas en uno de los descampados más biodiversos de la ciudad, en opinión de Sara Parras, sino también de conocer aspectos curiosos, como que las margaritas no son una flor, sino que en realidad son un conjunto de muchas pequeñitas y con flores con forma de pétalos; o que cuando se secan los relojillos, estos dejan caer una parte de la flor que, como un taladro, se enrolla sobre sí mismo y busca de nuevo su hueco en la tierra para volver a crecer.
Con los brazos llenos de esos relojillos, alguna que otra flor sobre la oreja, y más de un pantalón lleno de barro, el alumnado ha aprendido que no se trata de “malas hierbas”, sino de plantas vecinas que enriquecen la biodiversidad y hacen las ciudades más amables.
El maratón de identificación de especies en Rabanales
El taller, que se repetirá en un colegio de Córdoba y en otro de Adamuz en las próximas semanas, se complementará con el maratón de identificación de especies en el Campus de Rabanales, un “bioblitz” organizado por el Servicio de Protección Ambiental (SEPA) el próximo sábado 29 de marzo y al que se pueden apuntar todas las personas interesadas a través de este formulario (https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSdomori_9g6FUkRLeuIOvPQX1xwOE2QBr5NlBB0vAezZwiyiw/viewform)