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Memorias del Albaicín - Capítulo 3: Los románticos puentes del Darro

Memorias del Albaicín es un espacio de Más de uno Granada en el que Guillermo Mendoza nos narra episodios de la historia del barrio Patrimonio de la Humanidad.

Redacción

Granada |

La belleza puede hacer que nos tiemblen las piernas.“Temblando y bien oculto tras un árbol”, Julien Sorell, el protagonista de la novela Rojo y Negro de Stendahl, “se atreve a lenvantar los ojos hasta la ventana del cuarto de Mathilde de la Mole, que estaba herméticamente cerrada”. Lo que más atractivo nos parece suele coincidir a veces con lo inalcanzable. Fue también Stendhal quien nos reveló un síndrome, psicosomático, que pone nombre al mareo y la arritmia que nos puede producir contemplar obras de arte especialmente bellas.

Atravesado el Paseo de los Tristes, inalcanzable, aparece la silueta del misterioso y bello monumento

El acceso al Albaicín por el Paseo de los Tristes, nos descubre diferentes estampas sobrecogedoras:la primera, es la de los románticos puentes del Darro. Por ejemplo, el de Chirimías o del Monte de la Piedad construido en 1882 - Junto al puente, en cuyas inmediaciones se ubicó la desaparecida puerta de Guadix, se conservan restos de la muralla islámica del barrio de los Axares (Ajsaris)-. O el enigmático puente de Espinosa, que conecta el Albaicín con el barrio de la Churra. Atravesado el paseo, inalcanzable, aparece la silueta del misterioso y bello monumento.

¿Quién no recuerda haber temblado contemplando la Alhambra? ‘Recuerdos de la Alhambra’, la canción de Francisco Tárrega que escuchan, es probablemente la composición de guitarra que hace el uso más famoso de la técnica del trémolo, en la que se simula un efecto de temblor.