El Granada CF, sus directivos, su propiedad, quemará su último cartucho con Aitor Karanka. El adiós a Rubén Torrecilla y el fichaje de Karanka se fraguaron durante las primeras horas de la tarde de ayer cuando, dentro de la imprevisión más absoluta, alguien puso cordura a una situación que no tenía sentido. No era lógico dar un ultimátum al técnico en el partido del Wanda ante todo un Atlético de Madrid, duelo del que lo más normal volver derrotado. Fichando ya el nuevo entrenador, el club rojiblanco ganaba tres días en el intento del que el nuevo comenzara a hacerse con la plantilla, aunque tuviera que debutar con una derrota. Además con su nombre y prestigio se entregaba a la afición un movimiento mediático con el que acallar las críticas contra el palco, que arreciaron el pasado domingo.
A Karanka hay que desearle toda la suerte del mundo. Es un técnico experimentado. Ha sido segundo de Mouriño en el Real Madrid y ha entrenado a equipos de la Liga Iglesia durante ocho temporadas. Trae experiencia y un currículum como jugador impecable, con tres Copas de Europa en su palmarés, una intercontinental, una Liga y 5 años como futbolista del equipo blanco, más ocho como titular en la zaga del Athletic Club. Posee autoridad para un vestuario que necesita creer en algo o alguien para sacar fuerzas de flaqueza. El objetivo no será fácil, pero digo yo que merecerá la pena intentarlo. El vasco procurará solucionar en un mes lo que otros han destrozado en tan sólo un año.