Los apicultores andaluces han alzado la voz contra el fraude en el mercado de la miel con una manifestación en Madrid, frente a la Oficina de la Representación de la Comisión Europea. Bajo el lema "Apicultores europeos contra el fraude. Los jarabes fabricados no son miel", denuncian la competencia desleal provocada por la importación masiva de siropes que se comercializan como miel y que ponen en riesgo la supervivencia del sector.
Antonio Vázquez, responsable de Apicultura de COAG Andalucía, ha exigido la homologación urgente de técnicas analíticas para detectar estos productos falsificados, así como un mayor control en las fronteras. "No podemos competir con precios tan bajos cuando nuestro coste de producción es el doble de lo que nos pagan por la miel", denuncia Vázquez. Además, advierte que la permisividad con estos productos pone en peligro la sostenibilidad del sector y la calidad de la miel española.
En Granada, donde existen 695 explotaciones con 54.300 colmenas, la situación es especialmente preocupante. La campaña ha sido corta debido a la falta de lluvias, y el encarecimiento de los combustibles ha mermado la rentabilidad de las explotaciones. "No hemos podido rentabilizar la producción porque nadie nos compra la miel", lamenta Vázquez. Aunque el turismo en la provincia permite una mayor venta directa, el sector sigue sufriendo las consecuencias de la crisis.
Los apicultores critican que acuerdos comerciales como el de Mercosur facilitan la entrada de mieles de bajo coste sin aranceles, favoreciendo a los grandes distribuidores en detrimento de los productores locales. En consecuencia, un 65% de la miel sigue almacenada sin salida al mercado. "Las grandes cadenas ya no nos compran, prefieren estos siropes con un mínimo porcentaje de miel, que ahora importan de Centroamérica", explica Vázquez.
Ante esta situación, los apicultores exigen que los siropes no se comercialicen como miel y denuncian la falta de trazabilidad en estos productos. "Si es sirope, que lo etiqueten como tal. Es una cuestión de transparencia y justicia para el consumidor y el productor", reclama Vázquez, quien advierte de la "muerte paulatina de la apicultura en España" si no se toman medidas urgentes.
El próximo 11 de febrero se espera una reunión con el Ministerio de Agricultura, pero los apicultores no se muestran optimistas. "No hay voluntad política para solucionar este problema", sentencia Vázquez. Mientras tanto, el sector sigue en pie de guerra, defendiendo no solo su supervivencia, sino también el papel crucial de las abejas en el equilibrio medioambiental.