Hay lugares en los que sin mencionar el nombre, tan sólo una actividad, brotan las palabras por sí solas. Si en Huelva, alguien dice "el Belén Viviente de...", automáticamente, el instinto te lleva a gritar: ¡Beas!.
En esta localidad de la Campiña onubense, capital del aceite de oliva vírgen extra, se cultiva con mimo lo que da la tierra, pero también se cuida, con fervor y devoción, las tradiciones culturales, religiosas así como el legado patrimonial que salta a la vista con solo dar un paseo por sus calles. La Iglesia de San Bartolomé, Apóstol, la Ermita de Ntra. Sra. la Virgen de los Clarines o las numerosas viviendas, con varios siglos de vida, que han sabido conservar los beasinos.
El Belén Viviente está considerado como una de las siete maravillas de la provincia de Huelva y nació por la necesidad que tenía la Hermandad de Clarines, que había asumido el reto de la construcción de su sede tras quedar dañada en un terremoto en 1969. Ante una compleja situación económica, la Junta de Gobierno, presidida por Antonio Becerril Rebollo, se planteó la necesidad de buscar nuevas fuentes de ingresos y así surgió esta iniciativa en la que se vuelca todo el pueblo.
Beas tiene una bella Semana Santa. Posee romerías, además de Clarines, como Santa María de España, que se encuentra en la preciosa ermita de Sotiel Coronada, en Calañas. Sin olvidar los festejos taurinos populares, las capeas en honor de San Bartolomé siendo la procesión al patrón el día 24.
Los amantes de la naturaleza y los senderos encuentran en esta localidad la ruta de Los Molinos, un recorrido de nueve kilómetros que ofrece bellos paisajes y la presencia de los que en su día fueron artífices de un modo de vida, la molienda del trigo, el rodezno.
La vuelta a Huelva en 80 pueblos, que cuenta con el patrocinio de la Diputación Provincial, visita, junto al alcalde de Beas, José Leñero, algunos de los lugares que marcan el ritmo diario de la localidad. Pasen y oigan.