La Puebla de Guzmán es uno de los 80 tesoros que esconde el cofre de la provincia de Huelva. Una localidad que no pierde de vista el Cerro del Águila en el que celebran la romería en honor a su patrona, la Vírgen de la Peña. Se trata de un recinto situado a 400 metros de altitud, constituye un privilegiado mirador desde donde divisar en días claros, incluso la costa onubense. La ermita fue construida en el siglo XV sobre los restos de una pequeña fortaleza musulmana, cuando comienza la veneración de la imagen. En su interior podemos ver dos vidrieras que representan las apariciones de la Virgen de Piedras Alba y de la Virgen de la Peña.
Con el alcalde de La Puebla, Antonio Beltrán, caminamos por algunos de los lugares más carismáticos del municipio, incluyendo el propio Cerro del Águila.
Un hecho revelador del empuje minero fue la construcción del ferrocarril del Guadiana durante la década de los años 80 del siglo XIX, en funcionamiento hasta 1965. Unía las minas de Las Herrerías y el Puerto de la Laja, con algo más de 17 kilómetros de trazado. La nacionalización de la mina de Las Herrerías y las consiguientes inversiones realizadas, acometida en 1950, no impidió el ocaso de la actividad minera, que cesó definitivamente en 1990.
Como dato curioso destacar que el 15 de diciembre de 1930 fue proclamada la II República en Puebla de Guzmán, que se alzó en armas unos meses antes de suceder a nivel nacional.
Medio Natural
El paisaje de Puebla de Guzmán alterna fértiles llanuras con pequeños cerros y lomas poblados de monte y vegetación mediterránea regadas por los ríos Chanza y Malagón. Los trabajos forestales, el cultivo de forraje para el ganado; el olivar y la explotación de la cabaña ovina y porcina son las principales actividades económicas. La industria de la flor también es importante en Puebla de Guzmán.
Existen varios secaderos de jamones y destilerías de anisados. Su entorno natural está siendo revalorizado gracias a la rehabilitación para alojamientos rurales.
En cuanto a la artesanía es muy afamada la guarnicionería y talabartería, de tal suerte que productos como zahones, botos, monturas y otros artículos relacionados con el caballo son de extraordinaria calidad. Los bordados gozan asimismo de gran tradición en este municipio, entre los que destacan el encaje de malla, de bocadillo y el popular encaje de bolillos