En el centro del Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, encontramos Alájar, uno de los espacios protegidos más importantes de la Comunidad y que ocupa todo el norte de la provincia con sus dehesas y pequeñas elevaciones cubiertas, predominantemente, de bosques de encinas, alcornoques, castaños y monte bajo, por donde cursan numerosos arroyos, conformando un paisaje de extraordinaria belleza y atractivo, ideal para la ganadería, especialmente para el cerdo ibérico, que encuentra aquí unas condiciones ideales.
El Caserío, declarado Conjunto Histórico-Artístico, es un conjunto de casas de tipo popular recogido y tranquilo, de calles estrechas, perfectamente integrado en el paisaje y presidido por la iglesia con su típica torre, que se encuentra al pie de la Peña de Arias Montano (declarada Bien de Interés Cultural), llamada así por que fue lugar de retiro y meditación de Benito Arias Montano, teólogo erudito y asesor del rey Felipe II, y uno de los intelectuales más influyentes de su epoca. Desde la peña se divisa una panorámica inolvidable.
Historia
Su nombre viene del árabe "al-ajar", que significa piedra.
Los primeros asentamientos humanos que se conocen datan de la época prehistórica. Se han encontrado algunos restos prehistóricos y protohistóricos en relación con las explotaciones mineras de Riotinto. Del III milenio a.c. hay restos de talleres líticos en la Cueva de la Umbría. De mediados del II milenio encontramos restos en el poblado del Castañuelo, y también de la cultura céltica que se asientan en la zona en el siglo V a.c.
Para la explotación de las minas de la zona los romanos establecen sus asentamientos en el siglo I. Crean pequeños núcleos agropecuarios que sustentaban el asentamiento y que serían, probablemente el origen de Aracena y de varias de las poblaciones de la zona.
Durante el periodo de Al-Andalus, adquiere importancia, como lo demuestra la torre almohade de su Castillo y la fuente de Zulema. En esta época dependió de Niebla y de Sevilla.
La conquista cristiana fue llevada a cabo por la Orden Militar de los Caballeros del Hospital en el siglo XIII. Fue cedida por la Corona hasta 1213 a la Orden del Temple. Todavía se conservan los restos de su fortaleza.
Posteriormente, pasó a la jurisdicción eclesiástica de Sevilla con la disolución del Temple, constituyéndose un Real Priorato con dependencia de la Corona.
En tiempos de Felipe IV pasó a depender, como señorío, del Conde-Duque de Olivares, en el año 1640. Obtuvo el título de Villa en 1700.
Su núcleo urbano está declarado Monumento Histórico-Artístico.