Ahora llega el turno para que continúe la investigación judicial que debe dirimir qué sucedió aquel fatídico domingo. Corre de cuenta de la Guardia Civil y la titular del juzgado de instrucción número 9 de Málaga, encargados de dar luz a un caso que ha sobrepasado todas la fronteras y que aún deja dudas sobre la mesa: resta por aclarar cómo se formó ese tapón de arena que quedó sobre Julen y por qué era tan compacto que fue imposible retirarlo en las primeras horas de rescate.
Además, la investigación se centrará en establecer si la actuación de las personas vinculadas con la excavación pudo contribuir, de forma involuntaria, al accidente que acabó con la vida del pequeño. No solo del pocero, sino del dueño de la finca donde está el pozo.
Además, se debe justificar la cantidad de tierra con la que se rellenó el pozo, que medía 110 metros inicialmente, y que estaba colmado hasta la cota -71, donde apareció el cuerpo del pequeño.