Su relato ha sido una sucesión de maltratos psicológicos asegurando que su padre les quitó el coche –lo que le impedía moverse con normalidad desde la finca- que les cortó el suministro de agua y luz y que incluso ella debió ser bañada –siendo niña- por su madre con una manguera o con agua calentada en ollas. Del mismo modo ha afirmado que su padre dejó de alimentar a los leones que tenía en la finca con lo que vivían en un estado continuo de pánico ante los rugidos de las fieras.
Retiró los mastines que protegían la finca
La hermana de la víctima, Rosa Garrido, también ha recordado que la expareja de Lucía y acusado en este caso retiró los mastines que defendían la finca unos 10 días antes del asesinato.
Presagiaba un peligro
Rosa ha asegurado que Manuel quería la vivienda y la finca para continuar con su negocio de animales exóticos y que su hermana le dijo antes de ser asesinada “que si desaparecía la buscaran en la jaula de los leones”.