Sus actividades cubren aspectos tan diversos como la gestión de un museo temático del mar de Alborán, educación ambiental para la comunidad educativa y público en general, campañas de sensibilización y concienciación, formación medio ambiental, acuicultura, asesoramiento ambiental, investigación y publicaciones científicas. Una misión importante, no cubierta por ninguna otra entidad en nuestra provincia, que presume además de haber aportado esa enseñanza a varias generaciones de Málaga. Se cumple en unos días un año del estado de alarma, momento que quedará marcado en nuestras vidas, y que también para el desarrollo de propuestas como esta, quedó en el aire por largo tiempo. El 13 de marzo de 2020 el Museo Alborania-Aula del Mar cerró las puertas de ese espacio apostado en el Palmeral de las Sorpresas, donde se encuentran desde 2012. Ese año, retomaron su actividad, tras ubicarse 22 años en el antiguo edificio de pescadores, demolido en el Puerto.
Desde marzo del pasado año, de los casi 20 trabajadores fijos con los que cuenta, sólo tres están trabajando en el Centro de Recuperación de Especies Marinas (CREMA), que se encuentra en un local del Puerto. El Museo Alborania se ha convertido desde 2012 en un espacio ciudadano que junto con el Muelle Uno, han incorporado el Puerto a la ciudad, y que de la mano de sus profesionales, ha logrado irradiar sus conocimientos en las más de tres décadas de trayectoria, detenidas de un golpe, por ese estado de alarma de hace un año. Y con ese parón, el problema para el mantenimiento de la labor de este equipo de biólogos marinos. La clave de todo está en esa parada, el consiguiente cierre de las instalaciones, y lo que supone la clausura de ese edificio de unos 500 m2, situado en un emblemático lugar de la ciudad, por el que la entidad sin ámnimo de lucro debe pagar 3.100 euros en concepto de alquiler, a la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA), dependiente de la Junta de Andalucía. La cuenta es fácil y la deuda acumulada, sigue creciendo... lo que hace peligrar el futuro de esta institución, con sus trabajadores sumidos en un ERTE en la práctica totalidad.
La institución malagueña no ha abonado esa cuantía desde el cierre, lo que se suma a una deuda mayor acumulada en los últimos años con la entidad regional AVRA.
El Aula del Mar persigue que se pueda condonar en cierta forrma ese impago, atendiendo a que no ha podido reabrir desde el primer estado de alarma, si bien la administración regional recuerda que esa vía no es posible. Sí que lanzan, desde la consejería de Fomento, a la que pertenece AVRA, un mensaje de tranquilidad a los trabajadores y miembros de la institucióin marina, que recibe apoyo en forma de financiación de tres vías píublicas: el Ayuntamiento de Málaga, al Diputación provincia y la propia Junta. Esas ayudas, de unos 80.000 euros anuales por cada parte, no pueden eso sí, destinarse tal como marca la ley, a pago de nóminbas o alquileres, si bien desde AVRA; con cuyos responsables hemos podido hablar y que transmiten ese mensaje de que "no se dejará caer a la institución"; si bien se insta a sus gestores a que busquen soluciones, como puede ser la constitución de una fundación, que permitiría adherir a las instsiktuciones que así lo deseen y reinvertir esas ayudas para el gasto corriente.