Las sendas utilizadas para llegar a Compostela han sido muy diversas. En cada momento histórico los peregrinos buscaban los caminos que ofrecieran mayor seguridad y que estuvieran dotados de establecimientos donde hospedarse. Cuando el avance de la Reconquista desplazó a los musulmanes hacia el sur, la Iglesia y las monarquías cristianas contribuyeron al desarrollo de los Caminos Francés y Aragonés, pero nunca faltaron peregrinos que acudían a Santiago por otros caminos. Empezaban la peregrinación en el lugar en que vivían, en cualquier rincón de España, y se aproximaban al Camino Francés para aprovecharse de las facilidades existentes: hospitales de peregrinos, protección real, ventajas económicas en peajes y portazgos, etc.