No es la primera vez que el nombre de Málaga se sitúa como referente para empresas del sector tecnológico, que ven en su localización y en su crecimiento exponencial en esta materia un perfecto encaje para sus planes de futuro. No en vano, la capital de la Costa del Sol puso en marcha allá por 2006 una iniciativa de un grupo de presidentes de empresas del sector de las telecomunicaciones y las tecnologías de la información, denominado Málaga Valley, que nacía con el objetivo claro de diseñar políticas y líneas de acción para convertir a la ciudad malagueña en una marca puntera en tecnología. Pese a la críticas y las voces, si no discordantes, al menos recelosas, el tiempo parece haber dado la razón a la capital en esa estrategia. El Sillicon Valley europeo, si existe al menos algo parecido, parece estar en Málaga. Pero no todo ‘Málaga Valley’ es el PTA, también se ha ido generando un microcosmos tecnológico y de innovación que acoge proyectos como la aceleradora La Farola. Se trata de un ejemplo perfecto del concepto de economías de aglomeración, ya que la agrupación de empresas de un mismo sector genera externalidades positivas que atraen cada vez a más empresas generando un círculo virtuoso. Es sólo un ejemplo más, que potencia lo planteado por la ciudad en estos años, que parece haber servido de escaparate ideal para que ahora lleguen anuncios como el de Google.
Málaga tiene todo para seguir creciendo en esta materia y no lo decimos nosotros, sino los responsables del sector tecnológico. Por ubicación, por oportunidades de crecimiento… y hasta por nuestro clima, condición que agrada a quien se plantea trasladar su actividad desde otro país, buscando oportunidades de crecimiento bajo el paraguas de su empresa. Eso, en el caso de las que llegan desde fuera, pero sin olvidar que ese impulso por fortalecer lo tecnológico ha tenido frutos abismales también para empresarios de aquí. Es el caso de la empresa malagueña Freepik: la startup española número 1. Desde Málaga, la compañía ha crecido en sus diez años de vida, hasta cifras como los 31 millones de euros de facturación anual, que en mayo del pasado año adquirió el fondo sueco EQT, a cambio de… 250 millones de euros. Una firma malagueña conocida en todo el mundo como el Google de las imágenes digitales, que ofrece el mayor banco de contenidos, especialmente imágenes y vectores, para profesionales del marketing digital y de los videojuegos, pero también para uso doméstico. El fondo sueco compró en mayo la mayor parte de su capital, si bien Freepik sigue gestionado por sus fundadores, Joaquín Cuenca, Alejandro Sánchez y Pablo Blanes.
Google ve en Málaga un punto de encuentro para con sus planes de futuro y apunta al sector de la ciberseguridad como un importante nicho de mercado, avanzando que resta mucho para una verdadera digitalización de las empresas en España, pese al impulso que parece haber tenido esta materia con la pandemia. La intención es que este reto de formación que se va a asumir desde Málaga cuente con el apoyo de las startups y de las fuentes de conocimiento tecnológico de la zona. El germen, el entorno del que hablamos… y la startup malagueña Virus Total, otro buque insignia del impulso tecnológico de la ciudad en estos años, liderada en este caso por Bernardo Quintero, malagueño y creador de una startup que en septiembre de 2012 compró Google, pero que mantiene su sede en Málaga y que en la actualidad cuenta con casi medio centenar de trabajadores.