El aceite de uso industrial es esencial para el funcionamiento de motores en todo tipo de vehículos y de maquinarias industriales. Al finalizar su vida útil, se convierte en un residuo peligroso, ya que durante su utilización se generan sustancias tóxicas y metales pesados debido a la exposición a altas presiones y temperaturas.
Alberto Carmona, miembro del departamento de Comunicación de SIGAUS, explica que "se trata de un residuo que puede ser aprovechado en su totalidad y utilizado en la fabricación de nuevos productos, como bases lubricantes o fuel BIA". La obtención de estos productos a partir del aceite usado evita el uso de petróleo: 5,7 millones de barriles se ahorraron por la gestión realizada en Andalucía. Además, se evitó la emisión de casi 14.000 toneladas de CO2 y se ahorraron 233 GWh de energía.
El aceite usado puede ser especialmente nocivo en entornos hídricos (como ríos, lagos o embalses) porque no es biodegradable y por su capacidad de infiltración y bioacumulación. Se estima que el vertido de un litro de aceite usado puede contaminar un millón de litros de agua, y puede perdurar durante 15 o 20 años, impidiendo su oxigenación y dañando los ecosistemas acuáticos. En el entorno de recursos hídricos de Andalucía se recuperaron 296 toneladas de aceites usados generados en 239 puntos de generación.
En Andalucía, 13.002 establecimientos e instalaciones generaron aceites usados en 2023. En ellos SIGAUS recuperó 22.649 toneladas brutas de residuo (incluyendo un 5,4% de agua y sedimentos), a través de 37.338 operaciones de recogida en 640 municipios andaluces.