En esa zona, se hizo todo lo posible y no es cierto que ardiese esa cantidad de la que se habló en su momento”, advirtió. "Aún tardaremos unos días en dar por extinguido el incendio", reitera. Será difícil de olvidar, especialmente para las 2.670 personas que vieron volcar su vida de repente, merced a un fuego que, afortunadamente, acabó con final tardío, pero feliz... o no tanto. Con cierta felicidad, volvían esos vecinos a sus casas, después de ser desalojados en un obligado protocolo de seguridad, pero el dolor será siempre patente para los efectivos de bomberos que trabajaron en la zona.
Más de 900 efectivos, incluida la UME, trabajaron con intensidad en ese espacio, donde aún se trata de conocer el detalle concreto de lo acontecido, con la mano del hombre como principal hipótesis. Casi un millar de efectivos que no olvidan a su compañero caído en acto de servicio: Carlos Martínez, bombero forestal de 44 años, vecino de la localidad almeriense de Roquetas del Mar, que falleció en la tarde del 9 de septiembre, cuando participaba en las labores de extinción del incendio. Seis desalojos preventivos en los municipios de Jubrique, Genalguacil, Faraján, Pujerra, Júzcar y Alpandeire. Un capítulo difícil de asimilar. Un incendio denominado como de sexta generación inestable, imprevisible según los expertos y, al mismo tiempo, considerado como extremadamente virulento.