Son 54 obras de esta artista, nacida en Madrid y afincada en Málaga, las que componen esta nueva exposición, en una muestra representativa de las últimas creaciones de la pintora. Se trata de una continuación del camino de reconocimiento que ha emprendido la Universidad de Málaga (UMA) para reivindicar la figura de Mona Guerra, tanto por su valor creativo como por su tesón como mujer en una época de postguerra donde a pocas artistas femeninas se les permitía ocupar un espacio.
Los retratos, el movimiento y una nueva dimensión La mayor grandeza de Mona Guerra -superando su año de nacimiento y su condición de mujer de entonces- ha sido, precisamente, su capacidad de transcender su tiempo y de hacerlo gracias a un talento inconmensurable y a un estilo propio que ha marcado tendencia.
Mona ha experimentado con diferentes géneros a lo largo de los años, pero su lenguaje primordial es el retrato, que constituye el eje central de su obra creativa. Un protagonista de sus cuadros que parte de sus comienzos como dibujante, ya desde su infancia, cuando se entretenía pintando los rostros de sus compañeros de pupitre en el colegio, mostrando un gran don natural.
Su obra tiene un estilo propio, donde el color y el trazo muestran una especie de rompecabezas que el espectador debe montar conceptualmente. Las líneas relampaguean uniéndose unas a otras hasta generar una nueva versión del objeto o sujeto que se dibuja. Realmente es como si Guerra introdujera una nueva dimensión en sus pinturas, ya que el observador tiene diferentes visiones de la obra según el punto de vista que tome de ella.