La demencia no solo es una enfermedad de gran incidencia sino de la que se espera un crecimiento exponencial en los próximos años, debido al progresivo envejecimiento de la población, la ausencia de un tratamiento efectivo o la falta de prevención sobre factores de riesgo, como la obesidad, la hipertensión, la diabetes o el tabaquismo, variables controlables o evitables por las que, según un estudio recientemente publicado, se triplicarían los casos de demencia en los próximos 30 años.
El citado estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Washington y publicados por la prestigiosa revista científica The Lancet, destaca que los casos de demencia entre los adultos mayores de 40 años podrían pasar de los 57 millones registrados en 2019 a 153 millones en 2050 si no se hace un llamamiento a la población para prevenir algunos factores de riesgo.
El jefe del servicio de Cirugía General y de Obesidad del Hospital Quirónsalud Málaga, el doctor César Ramírez, subraya que “en efecto, la obesidad es para la Comisión Lancet uno de los doce factores de riesgo modificables que podrían evitar la aparición de la demencia y un punto clave para la intervención de salud pública. Los otros serían la polución ambiental, las alteraciones de la audición, el hábito tabáquico, el bajo nivel educativo, la hipertensión arterial, diabetes, aislamiento social, la depresión, el daño cerebral, el alcoholismo y la falta de actividad física. Cuando profundizamos en su análisis, nos damos cuenta de que, a su vez, algunos de estos factores, como el bajo nivel formativo, la HTA y la diabetes, se relacionan a su vez de forma muy directa con el sobrepeso y la obesidad”.
Según advierte el cirujano César Ramírez, la obesidad, definida por un Índice de Masa Corporal (IMC) ≥ 30, se ha asociado a un riesgo de demencia que oscila entre un 80 y un 200% mayor, mientras que el sobrepeso (IMC entre 25.0 y 29.9) aumenta el riesgo de demencia en un 35%, todo ello en comparación con los sujetos con un peso normal (IMC entre 18.6 y 24.9). Así, con todo lo anteriormente expuesto, el doctor asegura que “queda claro que, si somos capaces de intervenir sobre la obesidad y eliminarla en la edad media de la vida, vamos a estar también incidiendo sobre sus comorbilidades asociadas (HTA y diabetes) y vamos a evitar la aparición de demencia en muchas personas. Y es aquí donde la cirugía bariátrica tiene un rol esencial y, en función de lo anteriormente dicho, tendría un papel de prevención primaria para la aparición de demencia en muchas personas si se actúa a tiempo”.
“Necesitamos centrarnos más en la prevención y el control de los factores de riesgo antes de que deriven en casos de demencia”, analizan en la publicación los investigadores. Y es que la demencia es actualmente la séptima razón de muerte en todo el mundo y una de las causas más importantes de dependencia entre las personas mayores, tal y como se detalla en el estudio.unque sus principales factores de riesgo son la edad, la genética y el sexo, ya que afecta más a mujeres que a hombres, existen factores de riesgo modificables sobre los que se puede actuar para prevenir o retrasar el desarrollo de la enfermedad.
Estos factores son enfermedades como la diabetes, la obesidad, la hipertensión, la pérdida de audición o la depresión. También hay factores modificables inherentes al estilo de vida como el tabaco, el alcohol, la actividad física, la dieta, la actividad intelectual o la interacción social. Además, “el control de los factores de riesgo vasculares, un mayor nivel educativo o cambios en el estilo de vida, principalmente un mayor nivel de actividad física, dietas más saludables y abandono de hábitos tóxicos como el tabaquismo, podría reducir, según algunos estudios, hasta un 40% los casos de Alzheimer, o al menos, retrasar el debut clínico de la enfermedad”, apunta el doctor Jesús Romero Imbroda, jefe del servicio de Neurología del Hospital Quirónsalud Málaga.
La Enfermedad de Alzheimer es la demencia con mayor prevalencia, actualmente no tiene cura ni contamos con ningún fármaco para prevenir la enfermedad. Aunque su causa es desconocida, la edad constituye el primer y más importante marcador de riesgo, que aumenta progresivamente con el envejecimiento, tal y como demuestran los estudios epidemiológicos. Sin embargo, cada vez más, hay evidencias que indican que reducir el riesgo cardiovascular (control de hipertensión arterial, diabetes, hipercolesterolemia...) y mantener unos hábitos de vida saludable (ejercicio, dieta equilibrada, mantenerse activo mentalmente...) son importantes para reducir el riesgo de padecer la enfermedad.