Una de las principales premisas para un envejecimiento saludable reside en la importancia del descanso. “Hay que reconocer los cambios que el sueño sufre con la edad, pero paralelamente hay que cuidar el descanso para una buena calidad de vida en la edad madura”, explica Victoria Fernández, jefa del Servicio de Neurofisiología y especialista de la Unidad del Sueño de Quirónsalud Málaga. Y es que se calcula que el insomnio crónico se ha duplicado en los últimos veinte años y podría afectar a 5,4 millones de españoles, un 10-15% de la población, según los datos que arroja un estudio presentado en el último Congreso de la Sociedad Española de Sueño (SES), que también alerta de que un 25-35% de la población adulta padece insomnio transitorio.
Una de las principales conclusiones del estudio es que son los adultos jóvenes (especialmente las mujeres) los más afectados con problemas de conciliación y mantenimiento del sueño, existiendo un retraso generalizado de fase y un sueño insuficiente en la población. “El ritmo de vida, el estrés y la conciliación familiar, así como la obsesión por mantenerse hiperconectados son las principales causas de insomnio en los países industrializados”, apunta la doctora Victoria Fernández.
Para este trabajo de campo, se ha contado con la muestra de 2.243 entrevistas y estudios de sueño mediante polisomnografías entre 2018 y 2019, excluyendo los que correspondían a pacientes con trabajos nocturnos; que suponen un perfil de sueño no extrapolable a la población general. La polisomnografía es una “prueba que se realiza mientras el paciente está dormido, controlando y registrando movimiento, frecuencia cardiaca y respiratoria, con el fin de analizar los ciclos y fases del sueño y así poder establecer un diagnóstico preciso en relación a los diferentes trastornos del sueño: apnea obstructiva del sueño, narcolepsia, síndrome de piernas inquietas, insomnio, etc.”, detalla Sonia Gómez, técnico encargada de las polisomnografías de la Unidad del Sueño de Quirónsalud Málaga.
El insomnio, según las expertas, “es motivo de riesgo de accidentes en adultos y causa de fracaso escolar en niños. Además, es conocido que la privación de sueño comporta un riesgo metabólico, mayor incidencia de diabetes y mayor resistencia a la insulina”.
Por estos motivos, actualmente se reconoce el insomnio como una entidad propia y merecedora de tratamiento por sí misma, independientemente de las causas que participan en su aparición y su posible cronificación. Lamentablemente, la etiología del insomnio no puede ser atribuida a una sola causa, por lo que “es necesario un abordaje multifactorial e individualizado de cada paciente”, advierte la neurofisióloga.
