Desde la Junta de Andalucía defendían que ambas provincias pudieran superar el corte. En el caso de Málaga, los responsables regionales atendían a criterios como que la provincia está en una tasa de incidencia del 2,6 -por debajo del 10 que se establece como criterio para poder ir avanzando de fase- incluyendo a la zona de Málaga capital y Rincón de la Victoria, desde el inicio de la desescalada, las que peor baremo manejaban.