La osteoporosis reduce la densidad y la calidad de los huesos, ya que estos se vuelven más porosos y provocan que se debilite el esqueleto y aumente el riesgo de fractura. La enfermedad no presenta síntomas en sus etapas iniciales y, a menudo, es la primera fractura la que lleva a descubrirla. La masa ósea debe adquirirse durante la infancia y la juventud mediante el consumo de alimentos ricos en calcio y vitamina D, así como mediante la práctica de ejercicio físico.