Eran las 6 de la mañana en Málaga. 43 kilos de amonal en un SEAT alquilado con un documento de identidad falsificado fueron los que atentaron contra la entonces Prisión Provincial en Cruz de Humilladero. El atentado en un principio parecía destinado contra la Guardia Civil aunque ningún agente resultó herido, ya que, aclaraba el entonces subdelegado del Gobierno, Antonio Rodríguez Caracuel, el relevo de la guardia nunca se realizaba a una hora exacta por seguridad.
Amenaza real de ETA
La noticia comenzó a correr como la pólvora, y los malagueños se apelotonaban alrededor de los transistores para saber si podían ir o no a trabajar, si era seguro llevar a los niños al colegio. Hasta ese día, en 1991, ETA había matado a 3 personas. Finalizaría el año con 46 asesinados. El miedo era real.
Heridos leves
Afortunadamente, unas diez personas resultaron heridas leves, sin que ninguna de ellas precisara ser internada en el hospital, aunque unas 40 viviendas tuvieron daños.
Protesta por la dispersión de presos
La autoría del atentado fue asumida por ETA en una llamada telefónica a la emisora local de la cadena COPE unas tres horas después de la explosión. El comunicante señaló que con la acción terrorista la organización mostraba su repulsa a la política de dispersión de presos etarras mantenida por el Gobierno. En el centro penitenciario malagueño, donde convivían unos 600 reclusos permanecían internados seis etarras.
En 1991 ETA asesinó a 46 personas
El tiempo puede difuminar el miedo, las vidas perdidas inútilmente, la amenaza cierta de una banda terrorista pero, para dar importancia justa a este atentado, en 1991 se asesinaron a 46 personas, fue el año de la masacre de Vic –donde murieron 4 niños- y, tan solo 2 meses después, pusieron un coche bomba contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Torremolinos con cuatro heridos.