A 4.961 euros está ahora mismo el metro cuadrado en Marbella. Son 13 menos que en agosto, que marca el tope histórico en la ciudad. Una casa tipo de 100 metros cuesta por tanto 496.610 euros. Esto de media. Porque según las zonas, lo que hay que pagar aumenta hasta los 632.900. Desde julio de 2020, en plena pandemia, no se había registrado un descenso. En aquel entonces las viviendas se vendieron a razón de 2.995 euros el metro, casi 2.000 euros menos. La subida en cuatro años es de más del 65%.
¿Y por qué está pasando esto? Según los expertos y resumiendo, porque hay muy poca oferta para la gran demanda existente. Además, no hay apenas obra nueva. Pero hay más, el asunto es complicado. Según el consultor inmobiliario de CAI, Luis Cepedano Hens, habría que diferenciar entre las casas de la llamada segunda residencia y las de la vivienda habitual. El precio varía, ha asegurado, entre unas y otras, aunque al final tienen un denominador común: el precio es cada vez más alto porque no hay viviendas suficientes como consecuencia de un mal planeamiento urbanístico.
Para ser un poco más justos, Cepedano ha matizado porque si bien es cierto que las administraciones son ineficaces o lentas, la realidad es que no hay suelo disponible. Añadan que el Plan General de Ordenación Municipal, uno de los dos documentos en que se divide ahora el antiguo PGOU, tampoco ayuda, según ha considerado el abogado experto en urbanismo, Alejandro Criado. No hay apenas suelo previsto para edificar más. Y el poquito que hay, previsto de desarrollo a corto o medio plazo, es insuficiente para absorber la demanda.
El problema no es sin embargo de hace un par de años. Según ha comentado el arquitecto Jorge Chacón, viene desde bastante antes; en 2012 empezó a aumentar el precio y quitando la época de la pandemia, no ha dejado de hacerlo. Hace 12 años el metro cuadrado estaba en los 2.200-2.300 euros, a menos de la mitad de ahora. Este otro experto ha apuntado como otra causa lo que ha denominado “presión”.
El escenario actual pinta regular. Porque los pisos caros llevan a dos consecuencias directas; una buena: que la economía va bien y seguirá yendo; la otra es bastante mala: el ciudadano medio ya no puede costearse una vivienda en el municipio.
Más consecuencias negativas, en este caso para el propio sector, según ha advertido Chacón. El precio de la construcción sube a la par que el de la venta porque no hay mano de obra cualificada porque, a su vez, se la llevan los fondos de inversión que se han convertido en los únicos promotores en la ciudad.
¿Soluciones? Cepedano ha abogado por un marco normativo más flexible. Y luego está la de siempre; la de las viviendas de protección pública, que en realidad, han dicho los expertos, apenas aportan porque no se construyen, ni de lejos, las que harían falta.